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El Ajax desciende a la Tierra

El equipo holandés dio una imagen discreta ante el Zaragoza y sólo empató al final

Santiago Segurola

El descenso a la Tierra del Ajax es real y se pudo apreciar en La Romareda, donde se vio un partido interpares. En realidad, el. Zaragoza fue mejor durante casi todo el trayecto. Jugó con decisión y bastante estilo en el plan de la temporada anterior. Superó al Ajax en casi todos los apartados y sólo sufrió el impacto del rival en los últimos minutos del partido, tras la brillante aparición de Kluivert en el gol del empate. La impresión es que el Ajax se ha humanizado en las últimas semanas. Después de su imparable comienzo de temporada, parecía un, equipo inaccesible, una especie de Terminator del fútbol que deglutía adversarios con una voracidad impresionante. Los resultados más recientes y su juego en Zaragoza nos presentan a un equipo, con los hábitos de siempre, pero con aspectos falibles. Es decir, como todos los equipos. El Ajax dispuso menos de lo acostumbrado de la pelota y tuvo un aire desvitalizado, una especie de tristeza que le volvió muy vulnerable frente al Zaragoza. Aunque tuvo detalles que recordaron los buenos tiempos recientes, el Ajax está en una fase de saturación, como si hubiera sobrepasado el umbral máximo de revoluciones y todo el mundo se sintiera fatigado y opaco. Es un equipo que necesita un mes de vacaciones.El Zaragoza apreció con rapidez la actual naturaleza humana de Ajax. Casi todas las condiciones del partido fueron puestas por el Zaragoza que tuvo más juego, más energía y más ocasiones de gol. Esta vez no se observó la actitud, reverente y acomplejada, tan habitual en los equipos españoles frente al Ajax. Con un juego desinhibido y bien elaborado, el Zaragoza se impuso desde el comienzo, al campeón de Europa,

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. Contra todo pronóstico, el Ajax se quedó sin la pelota. Ese dato le convirtió en un equipo sufriente, expuesto al juego rápido y bastante directo del Zaragoza. Todo lo que hizo el Ajax fue una copia palidísima del fútbol que ha enloquecido a Europa en las dos últimas temporadas. Incluso cuando dispuso del balón, su fútbol fue tristón, mecánico y lento. Y en el otro lado, el Zaragoza recordó sus mejores tiempos, un equipo atractivo, con una evidente vocación ofensiva y dotado de un juego rápido y fresco.

Sólo cabía un resultado posible en el primer tiempo: la ventaja del Zaragoza. Había en su ataque un punto de vehemencia y convicción que contrastaba con la atonía de Ajax. Después de conquistar la pelota, y por tanto el mando en el tablero de operaciones, el Zaragoza también observó que la defensa del Ajax era superable. Ni Reiziger fue el lateral felino e intratable de otras ocasiones, ni Blind se alzó sobre el partido con la autoridad habitual. Y en el medio campo, Litmanen se tomó el día libre frente al abrasivo marcaje de Oscar. Cada llegada del Zaragoza al área rival tuvo un aire amenazante. El gol de Aguado sólo vino a manifestar la superioridad del equipo local.

El retrato de la primera parte fue demasiado deprimente para el Ajax, que le dio algo más de sentido y poder a su juego en el segundo tiempo. Se produjo un intercambio en los papeles del encuentro.

El Zaragoza cedió el control de la pelota y se acomodó atrás, a la espera del contragolpe. Fue una medida peligrosa, porque el peor Ajax es un equipo con buenos hábitos en el manejo del balón. Pero el Ajax también manifestó sus limitaciones actuales en el juego del ataque, donde siempre ha ofrecido su mejor versión. Las dificultades de Ronald de Boer para asumir el papel del supersónico Overmars fueron evidentes. Nunca pudo desbordar por la banda izquierda. Sólo Finidi encontró espacio para desequilibrar, pero sin excesos.

Finalmente, el Ajax aceptó que pasa momentos delicados en todas las cuestiones del juego. Sin embargo, le queda el rango de sus jugadores. Por ejemplo, Kluivert, que había estado en la sombra durante todo el encuentro. Cuando surgió, lo hizo con un gesto de gran jugador: controló con precisión un pase cruzado desde la izquierda y solucionó la jugada con mucho estilo, sin apurarse ante la salida de Juanmi. Con eso y poco más, el Ajax, camufló sus numerosos problemas, las dificultades de un equipo que alcanzó su cénit en el otoño y que ahora padece los problemas de los conjuntos terrenales. Al menos, por ahora, mientras toma aire para el asalto final a la temporada.

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