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El Deportivo recupera sus virtudes

Aldana y Bebeto sentenciaron al Compostela en el duelo gallego

Xosé Hermida

Ha vuelto el buen Deportivo. Ésa es la impresión que ha transmitido el conjunto de Toshack en los últimos encuentros, más allá de derrotas infortunadas y de la cautela que aconseja su irregular trayectoria en esta Liga. En todo caso, anoche el Deportivo volvió a ser un equipo grande, lleno de recursos como solidez, velocidad, empuje y también talento, por supuesto. El magnífico ejercicio de los coruñeses resaltó más por las enormes dificultades que le planteó su vecino Compostela. En la primera parte, los santiagueses exhibieron una maquinaria defensiva cargada de precisión y acierto. En la segunda, no se rindieron nunca ante un marcador que se le puso casi inalcanzable. Pero el Deportivo no cometió errores y por primera vez en bastante tiempo supo administrar su ventaja. Soplaban aires de revancha en La Coruña por la humillación histórica (4-0) encajada en la primera vuelta en Santiago, un resultado cuyas consecuencias para el cuadro de Toshack han pervivido hasta hoy. El Deportivo quería el desquite y con esa actitud afrontó el encuentro. A pesar de toda la tensión acumulada en los últimos días, los coruñeses salieron con la fuerza de un vendaval. Hacía tiempo que el conjunto blanquiazul no mostraba ante su público un rostro tan agresivo y veloz. El ingenio en el toque de Bebeto y Fran, siempre apoyados por Manjarín y Aldana, puso el ingrediente que faltaba para completar el plan de asedio.

Sin embargo, los santiagueses reaccionaron con madurez y frialdad a la combativa propuesta del adversario. Lejos de dejarse intimidar, el Compostela mantuvo un orden defensivo prácticamente perfecto. Vázquez había montado un cerrojo en toda regla, aunque incluso en una propuesta tan aparentemente infame se puede tener buen gusto. Y los santiagueses nunca lo perdieron: ni un pelotazo sin sentido, ni ningún marcaje al hombre; la presión, el movimiento de líneas y el reparto del espacio fueron los pilares de su discurso.

El Deportivo se estrelló más de una vez ante el excelente blindaje de su adversario, pero no perdió la paciencia, ni la frescura en el juego. Al Compostela lo salvó primero Falagán, con una formidable salida a pies de Bebeto, y más tarde un juez de línea que señalaba orsay al primer movimiento. Hasta que Aldana abrió la muralla con un contundente cabezazo.

Vázquez cambié el guión en la segunda parte. Recurrió a Eraña, un futbolista con criterio y experiencia, y el Compostela empezó a estirar el cuello. El Deportivo sólo tuvo que esperar a su primer contragolpe para que Aldana culminara su buena actuación con un centro exquisito remachado por Bebeto. Ante una derrota que parecía inapelable, el Compostela tuvo la virtud de no esconder el rostro. Nunca perdió su entusiasmo y demostró que sabe manejar más discursos que el monólogo defensivo. El Deportivo le cedió el balón y el conjunto de Vázquez lo manejó con soltura y rapidez. Les faltó precisión en los metros decisivos, pero, con todo, Ohen y Eraña amenazaron con añadir incertidumbre al encuentro. Fue la conclusión idónea para uno de los duelos de rivalidad gallega con mejor fútbol que se ha podido ver últimamente.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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