Berruguetes
Ya no se puede creer en nada ni en casi nadie. La BBC ha asumido que la guerra del Golfo fue un engañabobos mientras nos llega, por fin, la primera lista de muertos de aquel montaje lleno de armas, asesinos y necios inteligentes: 250.000 niños iraquíes han sido víctimas del bloqueo que el mundo civilizado ha establecido en contra de la población civil, castigada por no levantarse contra una dictadura en su día consolidada por las grandes potencias hoy bloqueadoras. Tampoco podéis creer, lo siento en Yeltsin, vuestro hombre en Moscú, porque a su condición de yuppy poscomunista ha unido la de abajo firmante de todas las matanzas que le dictan los partidarios de la Gran Rusia y los agentes del Mercado Universal, uno, grande y libre.¿En qué creer? Meditaba en Roma sobre estas noticias con Jorge Lozano, comunicador y comunicólogo, así como anfitrión, responsable de la Academia Española en Roma, en el transcurso de un desayuno sin diamantes pero con zumo de naranja y cruasán. Metafísicos estábamos aunque comíamos, tal vez porque eran demasiados los factores de escepticismo: la miserable cruzada de Kuwait, la conversión de la impura filfa de la URSS en filfa pura, eso sí, y por si algo faltara, la evidencia del hundimiento en nuestra patria de naves sin retorno, desde la sospecha de que España sigue situada en un territorio equidistante entre Somalia y Wall Street, es decir, en el limbo.
Lozano, intelectual constructivo, me suministró confidencial consejo, mientras yo luchaba, siempre tan luchador, contra las adherencias de un cruasán en las yemas de mis dedos: "Manolo, hay que apostar por valores espirituales seguros. Invierte en Machucas y Berruguetes". Estoy en ello.
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