Las listas abiertas y sus problemas

En EL PAÍS del pasado día 9, un lector manifestaba que el próximo 3 de marzo no acudiría a votar porque no existen listas abiertas.Yo, en principio, también soy partidario de las listas abiertas, pero sí acudiré a votar el próximo 3 de marzo. En primer lugar, porque, en este caso, el fin para el que emitimos el voto es más importante que el método, al menos para mí.

En segundo lugar, porque no estoy del todo seguro de que los problemas que llevan consigo las listas abiertas sean menores que los que ocasiona el sistema actual. A continuación cito algunos de ellos.

¿Quién garantiza a un elector que la persona de un determinado partido que él desearía votar estará en la lista?

¿Cómo se haría la campaña electoral, por partidos o como hasta ahora, por personas individuales?

Con la elección a través de listas abiertas, ¿no estaríamos acercándonos al sistema mayoritario? ¿Cómo estaría en este sistema de elección representada una fuerza política que tiene dos millones de electores (que en este momento es Izquierda Unida, pero que mañana podría ser de otra tendencia política)? ¿Conseguiría representación parlamentaria?

¿Qué ocurriría con las comunidades históricas como Cataluña y el País Vasco? ¿Habría diputados en el Parlamento español que no fuesen nacionalistas?

Algo habría que hacer para mejorar la relación entre representantes y representados, pero a la hora de concretar no es fácil encontrar alternativas que mejoren el sistema actual.

No obstante, me permito dejar, por medio de esta carta, algunas aportaciones:

- Los partidos políticos tendrían que ser, por ley, más democráticos, como dice la Constitución, de tal forma que la ciudadanía pudiera participar en ellos como una herramienta al servicio de los ciudadanos.

- También se podría crear la figura del elector del partido, con unos mínimos derechos y deberes. Estar adscrito a un partido como elector le daría derecho a participar en la elección de candidatos para cargos públicos en elecciones primarias.

- Que el día de las elecciones el elector pueda excluir de la lista que haya elegido tres nombres que, por distintas razones, no sean de su confianza.-