Arlauckas saca a desfilar al Madrid
Se desmoronó el Fórum al toque de cometa de Arlauckas. Bastó que el estadounidense del Madrid desplegara sobre el parqué su muestrario de habilidades para que el aparente equipo vallisoletano entregara la cuchara. Plagado de buenos jugadores, alguno muy bueno (Sanders), y otro con nivel de NBA (Fetissov), al Fórum le pierde su carácter, que es precisamente lo que impide a sus estrellas rendir como tales.La mancha adquiere tintes diferentes según el interfecto: Sanders no llega porque le falta fe y le sobra indolencia; Fetissov, se pasa de vehemente pero, para desgracia de su equipo, su raza no la exhibe ante sus rivales sino, a base de malos modos y protestas, airadas, en la cara de su entrenador.
Con semejante panorama interno, el grupo de Wayne Brabender fue un juguete roto en manos del Real Madrid. Al Fórum sólo le cupo el dudoso honor de ejercer su condición de sparring con pulcritud y eficacia. Y así se comportó. Aguantó sólo los diez pimeros minutos, momento elegido por los jugadores visitantes para iniciar cada uno la guerra por su cuenta. Claro que en el desquiciamiento vallisoletano tuvo mucho que ve r la actuación de Arlauckas. El ala-pívot de Rochester no desaprovecha ocasión para ratificar que se encuentra en el mejor momento de su trayectoria.
Como, además, a Arlauckas le acompañó el buen funcionamiento general de toda la escuadra, la cuestión quedó zanjada a la mayor brevedad. En cuestión de cinco minutos, los que volaron desde el 15 al descanso, el Madrid dio carpetazo al asunto, transformando un todavía abierto 37-30 en el inapelable 57-38 que acabó con cualquier vestigio de misterio para la segunda parte.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.