El Zaragoza domina un partido lleno de despropósitos
Zaragoza, Rayo y trío arbitral convirtieron el césped de La Romareda en una carrera de despropósitos, en la que los aragoneses se proclamaron claramente triunfadores. Su juego ha alcanzado tal grado de confusión, que ayer fueron claramente dominados por un Rayo que se apropió del balón, de la mayor parte del terreno de juego e incluso dispuso de las mejores ocasiones.Nada hacía presagiar, cuando a los tres minutos marcó Rambert, que el partido iba a desarrollarse como finalmente sucedió. El Zaragoza encontró, en los marcajes individuales que Marcos planteó, el mejor terreno para que sus técnicos y rápidos delanteros desarrollaran sus mejores habilida-des. Rambert y Dani se plantaron en varias ocasiones ante Abel. El argentino marcó el 1 -0 en una jugada personal que le sirvió además para ensayar una nueva pirueta, y Dan¡ marcó otro tanto que fue anulado.
Pero lo que parecía un fácil paseo cambió radical mente al cuarto de hora. Marcos intercambió varios marcajes y colocó a Onésimo para tapar las penetraciones de Belsué. A partir de ahí se acabó el equipo de Víctor Fernández. El Rayo fue ha ciéndose dominador del en cuentro, hasta conseguir en cerrar a los once jugadores zaragocistas en su terreno, pero nunca tuvo la clarividencia suficiente como para plasmar ese dominio en ocasiones de peligro. Entre la espesura del juego zaragocista y la falta de decisión del Rayo, el partido entró en una fase de sopor, que sólo el colegiado resolvió, crispando a unos y otros con decisiones absurdas.
Marcos se la jugó en el descanso y dio entrada a Calderón y Guillerme. Aunque el peligro seguía sin llegar, el dominio se hizo apabullante, incluso sonrojante para el Zaragoza. Hasta que un error de Aguado, al despejar hacia su propia portería, permitió a Bareja marcar el empate.
El Zaragoza, pese a disponer de media hora por delante, no fue capaz de reaccionar. Como los equipos vulgares, optó por los pelotazos hacia el área, sin el menor éxito. Al menos ante el Rayo Vallecano, Rambert y Gustavo López no fueron la medicina que buscaba el equipo.
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