El Barça resbala al final
Real consigue el empate en los últimos minutos, después de un partido intenso
El fútbol es un deporte colectivo que se resuelve de forma individual. Estrategias, sistemas, dibujos, estilos concluyen en desequilibrios individuales. Al final, los partidos, como los duelos, se resuelven mano a mano y el triunfo se inclina hacia el más rápido, o él más hábil 0 el menos dubitativo. En Anoeta, Real Sociedad y Barça aprovecharon una bala después de agotar la cartuchera.La Real cumplimentó la utillería futbolística con una buena aplicación: presión, eficacia destructiva y un cierto talante ofensivo cuando se apoderaba del balón, que le permitió llegar en ocho ocasiones, en los primeros 45 minutos, a los dominios de Busquets.
El Barça estaba abúlico, embarullado y desnudo en la defensa. El agujero de Nadal, evidenciado por la velocidad de Purk, se complementaba con el desconcierto inicial de Sergi, incapaz de frenar a Idiáquez y las esporádicas subidas de Fuentes. La flaqueza de su sistema defensivo, condenó al Barça a una sorprendente vulgaridad.
Por momentos, parecía que el Barcelona no podía con las exigencias del terreno de juego, _un césped rapidísimo para examinar la técnica de los futbolistas. Eso era el Barca en conjunto, pero el equipo de Cruyff es también la suma de sus individualidades. Y entonces apareció. Guardiola poniendo progresivamente orden en la disputa. Y surgieron Hagi y Figo, futbolisitas que disfrutan en el mano a mano y lo elevan a la categoría futbolística.
La Real Sociedad tenía ritmo y el Barca no; la Real Sociedad, con la defensa adelantada, tenía la medida del partido y el Barça no; pero el Barça tenía a Guardiola, Figo y Hagi y la Real Sociedad no. Los donostiarras jugaron mejor en la primera mitad, pero fue el Barça quien obtuvo el gol. Tras una sucesión de remates donostiarras que habilitaron la categoría de Busquets, el Barça halló en el tercer contragolpe el gol: Guardiola inventó la jugada, Hagi inventó el pase y Oscar justificó su carácter de llegador para fulminar a Alberto. Óscar establecía así la jerarquía del Barcelona, no en el juego ni en el sistema ni en la actitud, pero sí en la definición, es decir, en el marcador. Ni el gol, ni el descanso, alteraron el paisaje del partido, salvo en la pérdida de intensidad de la Real Sociedad para insistir en su ataque. Curiosidades del fútbol: perdiendo, la Real Sociedad atacó menos y peor, pero entonces obtuvo el empate en un error defensivo de los blaugranas, que pagaban así su indolencia defensiva, precisamente cuando más indolente era la Real en su ataque.
El Barça había perdonado en la segunda mitad. Kodro, que había sustituido a Hagi, remató contra el cuerpo de Idiákez en su primera intervención, pero esa fue apenas la única aportación ofensiva del Barcelona. Cruyff dio su oportunidad al discutido Iván de la Peña, pero el joven santanderino dio la razón a su entrenador, cuando alude a su manifiesta inmadurez. Con su salida, el Barça se quedó en inferioridad, porque el futuro genio provocó con sus errores los mejores contragolpes donostiarras.
El Barça estaba entonces desarbolado, sin Hagi, sin De la Peña, sin Guardiola (perdido en un error infantil) y con un equipo previsto para la resistencia. La Real Sociedad vio posible una victoria a la que se había hecho acreedora por razones anímicas pero no por su calidad futbolística.
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