"Es disparatado organizar un congreso para un ajuste de cuentas"
El líder del sector crítico de CC OO confiesa que, hace un mes, creía estar organizando "una derrota magnífica", mientras que ahora "avanza como una marea" el apoyo a sus tesis. En el VI Congreso de enero defenderá un modelo sindical alternativo. Una de las propuestas más polémicas es la implantación del referéndum ante decisiones de envergadura. Agustín Moreno sostiene que, si el Congreso de la central no debate la reforma de las pensiones, sería necesaria una consulta entre los militantes para firmar un pacto.Pregunta. En este proceso congresual ¿se están enfrentando dos estrategias distintas o se trata de un pulso de poder?
Respuesta. Se están contraponiendo dos modos de enfocar el sindicalismo más adecuado para defender a los trabajadores frente a las políticas neoliberales.
P. ¿Qué diferencias tiene con el proyecto de Antonio Gutiérrez?
R. Hay cuatro grandes elementos en los que se ha aplicado una estrategia errónea. Uno, la gestión del 27 de enero de 1994, que no se correspondía con el éxito de la huelga, y el centrar exclusivamente la batalla contra la contrarreforma laboral en los convenios Había que haber vuelto a llenar las plazas de manifestantes en la primavera del 94. El segundo error es la estrategia del sosiego. Ha habido una especie de entente cordiale con los poderes públicos sobre la base del siguiente esquema: que los sindicatos mirásemos para otro lado en relación a la reforma laboral y a la política económica neoliberal y a cambio de ello buscar algunos acuerdos en los márgenes de los presupuestos en relación a las pensiones y los salarios de los funcionarios...
P. ¿Habla de un pacto tácito o expreso?
R. Hablo de una situación real, objetiva y medible; de la pasividad de los sindicatos ante la continuidad de las agresiones. Probablemente es un acuerdo tácito si no queremos entrar en una trama negra de espías para saber qué reuniones ha habido. El tercer error estratégico es un enfrentamiento gratuito con sectores progresistas. Por ejemplo, con la Plataforma Cívica por los Derechos Sociales y con una formación política que ha estado del lado de los sindicatos, que es el caso de Izquierda Unida. El cuarto error, que puede ser una de las claves de este congreso, es desarrollar en CC OO una anticultura de la uniformidad. Buscar órganos de dirección concebidos como un consejo de ministros y no como lo que siempre han sido: el reflejo de la diversidad que tienen los trabajadores. Ya ha habido prácticas excluyentes y de marginación y parece que se pretende incidir más en el congreso y después del congreso. Esto lleva a un sindicato más pequeño, menos plural y menos democrático.
P.¿Antonio Gutiérrez ha traicionado el modelo histórico de Comisiones Obreras?
R. Creo que Antonio Gutiérrez tiene una concepción del sindicato en la cabeza que en algunas cosas se aleja de rasgos consustanciales al modelo de CC OO. Quisieron suprimir la regla de la proporcionalidad y luego han dado marcha atrás, pero eso no evita que busquen fórmulas más sutiles para seguir excluyendo a algunas personas que nos atrevemos a opinar de forma distinta. Yo creo que eso nada tiene que ver con el modelo histórico de CC OO, porque nunca la pluralidad fue un problema en CC OO. En el plano de la política sindical, qué duda cabe que hay un modelo más light.
P. En los últimos meses ha habido una discrepancia evidente que radica en las relaciones con Izquierda Unida, ¿cómo cree que deberían ser esas relaciones?
R. Tienen que hacerse desde el respeto absoluto a la autonomía. ¡Eso nadie lo discute! En segundo lugar, hacerlo desde la mejor cultura unitaria que siempre ha existido en CC OO. En tercer lugar, buscando espacios de confluencia. Aquí, en tomo a los derechos sociales y laborales, no hay terrenos acotados de manera rígida y estanca. Lo mismo que nosotros podemos opinar de los presupuestos generales del Estado, ¡faltaría más!, o de leyes que se discuten en el Parlamento, las fuerzas políticas progresistas pueden opinar sobre cuestiones que afectan a los trabajadores perfectamente.
P. ¿Entonces está de acuerdo con el llamamiento de Julio Angiita para que los militantes de Izquierda Unida trabajen activamente en los sindicatos?
R. Creo que cada organización, desde su autonomía, tiene derecho a discutir lo que quiera. Eso nadie lo puede negar.
P. Anguita no habla de opinar, sino de trabajar.
R. Pueden opinar y pueden trabajar. Y ojalá hubiera muchos militantes de todos los partidos políticos de izquierda que estuvieran militando en CC OO. En CC OO cabe todo el mundo.
P. ¿Su modelo sindical pasa por politizar más el sindicato?
R. No queremos dar ningún giro al sindicato en ese sentido, pero no se puede perder el carácter sociopolítico que siempre ha sido un rasgo de CC OO. ¿Hay riesgo de pérdida de autonomía de CC OO? No, respecto a una fuerza política. Si hay riesgo, puede venir desde el felipismo o desde los poderes económicos. Digo esto porque, desde hace bastante tiempo, ha estado en el punto de mira del Gobierno y de los poderes económicos una determinada línea de firmeza que había en el movimiento sindical. Eso se ha traducido en un primer resultado, que fue la cabeza de Nicolás Redondo y de todo su equipo. Nosotros somos conscientes de que también estamos en el punto de mira de esos sectores. Nos ha parecido una injerencia intolerable que CEOE, a través de uno de sus dirigentes, haya opinado en relación al debate de CC OO. Nosotros nos consideramos fieles cumplidores de las re soluciones del IV Congreso de CC OO, donde hubo una mayoría en la que estaban Marcelino Camacho, Antonio Gutiérrez, Julián Ariza, yo mismo y otros muchos compañeros. El problema es que ha habido cambio de parejas y Julián Ariza ahora está en el PSOE y ahora coincide con Antonio Gutiérrez.
P. ¿Con eso quiere decir que Gutiérrez se ha aproximado al PSOE?
R. No lo sé, lo que sí sé es que se ha configurado una nueva correlación de fuerzas dentro del sindicato.
P. ¿Cuáles son sus apoyos reales en el sindicato?
R. Hace un año pensábamos que estábamos en una posición ética y estética, hace un mes creíamos que estábamos organizando una derrota magnífica y a fecha de hoy puede pasar cualquier cosa. Avanza como una marea el apoyo a nuestras tesis.
P. ¿Cree que puede ganar a Gutiérrez?
R. Ganar un congreso no se mide por un voto más o menos. Es ganar que se pierda el miedo a expresar las opiniones alto y claro, o que se haya parado el golpe de suprimir la regla de oro de, la proporcionalidad como base del pluralismo.
P. Pero qué apoyo puede tener, ¿el 30%, el 401/o?
R. Eso no lo sabe ni un adivino. Lo importante es que hay organizaciones como Cataluña, Andalucía, Asturias, Murcia, Baleares y una serie de ramas donde puede haber nuevas mayorías. Está todo abierto y la operación que se ha desvelado contra el presidente nos va a obligar a intentar llevar un 51% de delegados que estén en contra de ese disparate.
P. Antonio Gutiérrez e Ignacio Fernández Toxo han dicho que el jefe de la oposición de CC OO no va a seguir siendo el vicepresidente, ¿a qué le suena eso?
R. Me suena a algo ajeno a la cultura del sindicato. Yo no voy de vicepresidente; es constatable que desde hace bastante tiempo, desde el V Congreso, ha habido un proceso de marginación y un recorte de tareas importante.
P. ¿Teme una dirección homogénea y que ustedes los críticos no estén en los cargos importantes?
R. Lo han dicho blanco y en botella, muchas veces. Es bastante evidente que ése es el propósito y tengo que decir que es un poco disparatado organizar todo un congreso para proceder a un ajuste de cuentas o, para proceder a excluir a dos o tres personas. Las CC OO no se merecen esto. De todas formas, yo voy a seguir militando en CC OO, y si en el congreso hubiera una actitud excluyente hacia los que no opinamos igual, me iría a dar clase de historia.
P. En CC OO siempre ha habido discrepancias y debate, pero nunca un enfrentamiento tan crispado, ¿hay riesgo de quiebra?
R. Lo rechazo rotundamente.
P. ¿Teme que se pueda llegar a una situación tan tensa como la que vivió UGT?
R. Creo que hay dar naturalidad a la discusión Ante un congreso. Hay que procurar que sea un debate de ideas, no personalizado o para ajustar cuentas.
P. ¿Se ha planteado algún tipo de actividad en, política?
R. No. Me gustaría dejar claro que mi único propósito es llegar al congreso, que haya un debate bonito y el diseño de una estrategia más fuerte, más incisiva y más adecuada a la realidad.
P. ¿Forma parte de la conjura del desasosiego contra Felipe González?
R. El desasosiego quien lo está provocando es el actual Gobierno en el terreno de la política de recorte de derechos sociales y, por otro lado, con una práctica que produce la náusea a cualquier demócrata en relación a la corrupción y a las implicaciones en el terrorismo de Estado. Creo que este país no necesita sosiego, entendido como echar una capa de hormigón sobre los temas del GAL, la corrupción o la contrarreforma laboral. Este país lo que necesita es una tensión democrática, un impulso de regeneración ética de la vida pública y un cambio de política económica en favor del empleo y el bienestar social.
P. ¿Le preocupa la llegada del Partido Popular al Gobierno?
R. Es evidente que el cambio de ciclo político va a ser formaImente conservador. Yo no voy a votar al Partido Popular, y en lo que pueda haré campaña para que los trabajadores no voten ni al PP ni a los responsables de haber aplicado una política socioeconómica contraria a los intereses de los trabajadores. Un trabajador no tiene por qué elegir entre la peste y el cólera. Yo creo que el PP va a continuar con la política neoliberal, quizá intentando endurecerla en algunos campos, y habrá de dar la respuesta debida por parte del movimiento sindical; una respuesta firme, responsable y en el marco constitucional.
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