Susto y asombro
Leo que el 4 de septiembre se ha nombrado alcalde mayor de El Escorial a la Virgen de la Herrería. Según cuenta su diario, ha sido por concesión real, retrotrayéndonos a la época de Felipe II (que fue quien primero la nombré) y desautorizando al rey liberal Carlos III, que había, "destituido de su cargo" a la imagen susodicha, como parte de su reforma neoliberal e intelectual que simpatizaba con las ideas de. la Ilustración.Estoy asustado y asombrado. Cada vez existe una mayor confusión en nuestro país con los límites de la separación Iglesia-Estado. El Ayuntamiento concede a la Virgen de la Paloma la Medalla de la Villa, Arzalluz se otorga la capacidad de decidir quién puede ser obispo de Bilbao y la Iglesia católica dicta las festiIvidades del calendario secular.
Deseo, como evangélico (o protestante) madrileño, defender en este foro público un principio vital para salir de la cultura de los tiempos de Felipe II. Me refiero a reconocer para Estado e Iglesia su esfera propia de actuación, consiguiendo así la existencia de "una Iglesia libre dentro de un Estado libre" (A. Vinnet). Que el Estado sea libre para legislar en pro de la paz y el bienestar social, mientras la Iglesia actúe con libertad en sus fines de paz y bienestar espiritual. Vamos, que las imágenes de la Virgen no sean alcaldes, ni los cargos políticos, obispos; porque, al final, los del pueblo llano no sabemos si al coger el autobús vamos camino del trabajo o camino,de Santiago.- secretario ejecutivo del Consejo Evangélico de
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