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El Atlético continúa su escalada

El equipo de Antic gana el Villa de Madrid y remata una pretemporada brillante

El Atlético que viene rebosa ilusión y orden. Son esos los pilares en los que se apoya el equipo que Antic recogió del suelo, reconstruyó como pudo en mes y medio y, finalmente, entregó ayer envuelto en celofán a la hinchada rojiblanca. El 3-1 ante el Newell's Old Boys remató una pretemporada triunfal, la más luminosa de los últimos años. Pero no evitó un nuevo parte de guerra: López acabó en el hospital a los 14 minutos. Transmitió el Atlético un puñado de buenas vibraciones. Está listo para la Liga.Enseñó Antic una alineación que bien podría pasar por su favorita. Faltaban Simeone y Kiko, dos indiscutibles, pero estaban todos los demás. El serbio, eso sí, se permitió una concesión: Biaggini, un descubrimiento. De no lesionarse Juan Carlos hace cuatro días, el argentino estaría a estas horas en Valencia, junto a Ferreira. Pero el Manzanares se habría perdido sus ganas, su pelea constante y, sobre todo, su velocidad. La que le permitió pintar el segundo gol: el balón se había quedado a un metro de Penev, solo dentro del área; pero llegó desde atrás Biaggini, desde muy atrás, le ganó la mano y se anticipó en el remate. El Atlético ha ganado un jugador para la causa.

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A Santi ya lo había ganado unos cuantos partidos atrás (parece como si llevara jugando junto a Solozábal toda la vida). Y a Pantic, también. El futbolista serbio lleva los galones de este equipo. Posee buen toque, criterio para las pausas y asume sin quejas el mando. Demostró además, como advirtió Antic cuando recomendó su fichaje, que sabe lanzar las faltas.

Antes del gol de Biaggini y del anterior de Pantic (escasos segundos separaron a ambos), el Atlético lo había intentado por la vía del orden, la posesión del balón y los remates lejanos. Después, ya en la segunda parte, el partido se cayó por culpa de la verbena de cambios.

Tuvo el conjunto rojiblanco un aspecto muy aseado, con cada pieza colocada en su sitio. Hubo claridad. Dio la sensación de que sabía lo que hacer en cada momento: cuándo y dónde asaltar al rival que tenía el balón, cuándo y dónde aguantar y cuándo y dónde retroceder. Los movimientos defensivos avanzaron seguridad. Y sin demasiada contundencia.

Tuvo también el Atlético polivalencia. Antic movió sus peones como si no tuvieran límites geográficos. El dato es ambiguo. Habla de la versatilidad de algunos jugadores (López, Vizcaíno, que llegó a jugar de lateral derecho, Simeone o Roberto) pero también de las dudas que despiertan los puestos afectados, la banda derecha y, sobre todo, la plaza del medio de contención: Antic probó a Vizcaíno, Simeone y Roberto. No encuentra quien abarque solo tantos metros. Finalmente, está Caminero. Antic le mandó a la izquierda, aunque con libertad de movimientos en ataque. La medida ganó a Toni, que tuvo toda la banda para sí en cuanto su compañero tiró para el centro (como le dicta su tendencia). Pero perdió a Caminero, la indiscutible luz del Atlético.

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