España diferente

La mañana en la que escribo esta carta acudí, a las ocho y media de la mañana, a una consulta en el ambulatorio de la Seguridad Social de mi zona. Era, la primera vez que iba y, no conociendo a ninguno de los cuatro médicos, elegí la doctora que me asignaron. Si tienes que nadar tres veces por semana por un problema de espalda, y vas a llegar tarde a la oficina por las mañanas más. vale que, aunque tengas un buen jefe, lo justifiques con un papelito oficial.Tardaba tanto la doctora que, a las 8.50,, me dirigí a recepción y pregunté si pasaba algo o era lo habitual, porque entonces necesitaría cambiar de médico. Y, en ese momento, llega.

Me vuelvo a sentar y, al pasar la lista, no me nombra, cuando yo era la primera. Me acerco y le pregunto si no figuraba, y me contesta: "¡Acaba usted de cambiar de médico!", algo que, en realidad, no había sucedido.

Bien, entre personas normales, en todo caso, habría habido una excusa, que tampoco. era tan indispensable.

Pero, señores, estamos en este país, España, y aquí la chulería nacional es la norma que impera y la más natural. Lo que se observa al salir por ahí es que la gente, al menos públicamente, se comporta de una manera razonable.

Aquí, el "váyase usted a..." parece ser, en muchos casos, todavía lo normal-