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Dinastía a la italiana

El sobrino tocayo de Giovanni Agnelli se convierte en heredero designado sin fecha de ascenso al 'trono'

Ángeles Espinosa

No ha sorprendido. A sus 31 años, el siempre impecable Giovanni Alberto había dado ya suficientes muestras de seriedad y de vocación empresarial. Su currículo, desde una breve experiencia como tornero en una cadena de montaje cuando tenía 18 años. hasta su actual trabajo como presidente de Piaggio, pasando por un periodo de formación en Estados Unidos, cumplía todos los requisitos. Aun así, la sucesión del rey Agnelli al frente del imperio Fiat permitía otras vacaciones.Para empezar, el magnate tiene un hijo varón, Edoardo, de 41 años. Cierto que sus arrebatos místicos y una personalidad que ha sobrellevado con dificultad el peso del apellido, no dibujaban un perfil ideal de empresario.

Con todo, el corazón de muchos italianos fantaseaba de tanto en cuanto con la posibilidad de que este heredero natural pudiera llegar al trono. Él mismo ha admitido en más de una ocasión que por fidelidad a su conciencia seguía pensando en su misión de futuro heredero.

Pero un negocio que para este año prevé beneficios netos de unos dos billones de liras (alrededor de 150.000 millones de pesetas) es demasiado para dejarse en manos de alguien que ha expresado su deseo de que un día en Turín "en vez de automóviles se cultiven flores". Además, no se trata tan sólo de dinero.

Giovanni Agnelli, de 74 años, con ser rico e influyente, tampoco es quien más paga al fisco en Italia -en 1991 ocupaba el sexto puesto- y la propia Fiat ha pasado por momentos difíciles, como hace dos años cuando la compañía perdió 1,726 billones de liras y no pudo repartir dividendo entre sus accionistas.

Y es que Fiat es más que una empresa. El imperio Agnelli abarca, además de los coches -con el mayor volumen de ventas de Europa-, aviones, editoriales, periódicos, aseguradoras, hoteles, factorías químicas, de maquinaria, textiles, compañías de publicidad, de telecomunicaciones e, incluso, varias autopistas de peaje italianas. En total, 300.000 trabajadores repartidos en 624 empresas.

En definitiva, que Agnelli se ha convertido casi en un mito en Italia. "No, no; de veras que no", insistía educado en uña de las raras entrevistas que ha concedido, "basta con decir que soy un hombre que inmediatamente después de la guerra heredó un puesto de mucha responsabilidad, que tuvo la suerte de tener colaboradores muy competentes y que al cabo de 40 años puede decir que este éxito probablemente va a continuar en el futuro. Fiat es mi profesión".

Para complicar aún más las cosas, este hombre, que heredó el consorcio de su abuelo al concluir la Il Guerra Mundial, ha proyectado su personalidad más allá del mundo industrial. Desde la política y las finanzas nacionales hasta la sociedad global, Agnelli ha dejado si no su impronta, al menos sus teorías al respecto.

L'avocatto (el abogado), como se le conoce en Italia, es senador vitalicio desde 1991. En cuanto a su fórmula para lograr una "nueva sociedad", la explicó en una visita a Sevilla con motivo de la Expo de 1992. Allí defendió, entre otras cosas, la, cultura verdaderamente democrática y el respeto profundo por los derechos civiles como claves para el crecimiento del bienestar.

Tal vez porque esas preocupaciones cosmogónicas se asocian con una cierta edad, mereció más crédito la designación como delfín de su propio hermano, Umberto. Sim embargo, el más pequeño de los Agnelli dejó el grupo familiar en 1993, cuando se constituyó el sindicato de accionistas para hacer frente a la crisis.

Fue entonces cuando el joven Giovanni Alberto, hijo de Umberto, sustituyó a su padre en el consejo de administración de Fiat, un importante paso en su preparación para la tarea que le espera.

Con todo, cambio generacional incluido, los analistas ven en esta sucesión mera continuidad. El presidente saliente y el entrante del primer grupo privado italiano se llaman igual y hasta son forofos del mismo equipo de fútbol, el Juventus de Turín, por supesto. Lo inovador, lo verdaderamente llamativo, hubiera sido que la presidencia del imperio hubiera pasado a alguien ajeno a la familia, una posibilidad nada descabellada cuando se ve la progresiva entrada de inversores italianos y extranjeros que el consorcio ha tenido que admitir en los últimos años.

Despejada la duda sobre el designio del viejo Agnelli respecto a su relevo, queda por di rimir ahora cuándo se llevará a cabo. Su mandato de tres años concluye en junio de 1996, pero este anciano caballeroso y elegante es, sobre todo, un hombre independiente y a quien le gusta decidir por sí mismo hasta el programa de actividades cuando visita un lugar.

Por ello, su frase de que "es preciso optar por gente más joven" hay que leerla junto a la que dice "no sé qué ocurrirá en junio de 1996". De momento, ya hay quien recuerda que el grupo Fiat celebra su centenario en 1999. El heredero desigado tal vez tenga que esperar hasta entonces.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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