Duro voto de castigo de la afición a Cruyff

Johan Cruyff apenas pudo hablar. La afición que desafió el intenso calor que reinaba ayer al mediodía en el Camp Nou abucheó al técnico que apenas hace un mes echó a Hristo Stoichkov del Barcelona. La repulsa contra el técnico holandés fue tan unánime que no hubo quien se atreviera a pedir clemencia. Los cerca de 45.000 aficionados que asistieron al arranque de la octava temporada de Cruyff en el club se oIvidaron de la presentación de 14 nuevos jugadores y tomaron por bandera a Stoichkov. "Hristo, historia. Cruyff, escoria", rezaba alguna de las pancartas.

Ayer, antes de salir al césped, la primera avanzadilla del vestuario ya volvió sobre sus pasos con malas noticias: "Laudrup, a España; Koeman, a Holanda; Romario, a Brasil; Hristo a Italia. Basta. Ahora tú, Cruyff", "Hristo historia; Cruyff, escoria", "Cruyff has echado a un campeón", decían los textos de algunas de las numerosas pancartas.Josep Lluís Núñez, el presidente que ya en la asamblea de socios también había lanzado duras advertencias a Cruyff alegando estar cansado de sus excusas, asegurando que él entra en el vestuario cuando quiere y puntualizando que no habría echado a Stoichkov, pronunció un discurso cauto, deseó suerte a Cruyff y a los jugadores y apeló a la unidad. Pero el clamor fue general cuando el locutor le dio la alternativa a Cruyff. El medio minuto largo de abucheo se prolongó un minuto más, el tiempo en que el entrenador intentó trasladar sus deseos de principio de temporada a la parroquia. Nadie le escuchó. Continuaron los abucheos y se llegó al momento culminante de la ceremonia cuando se desplegó una monumental sábana con el rostro de Stoichkov silueteado.

Cruyff no se arredró e improvisó un discurso con el que hizo frente a su desgaradable situación y demostró una vez más su estoicismo: "Cuando llegué al club hace ocho años ya tuve una pitada [la de entonces fue dedicada a Alexanko y castigó la actitud de los jugadores en el episodio del motín del Hesperia]. No me impresiona demasiado. En este club, cuando no había éxitos una pitada era normal, pero estamos aquí para presentar a 14 jugadores nuevos y si la gente quiere éxitos lo que tiene que hacer es apoyar al equipo porque hay pocas posibilidades de vivir del pasado".

Sólo cuando los jugadores empezaron a tocar balón se olvidó la animosidad contra Cruyff y se buscó la diversión con las evoluciones de las nuevas caras del equipo. Prosinecki fue el más vitoreado. Disfrutó el público con el toque del croata. También con el olfato goleador de Kodro y Cuéllar, junto a Guardiola, autores de los tres tantos del partidillo de exhibición. No faltaron gritos de ánimo para Figo, Popescu, Iván de la Peña, para todos los chavales de la cantera. Sólo el rencor almacenado contra Cruyff ensombreció la ilusión del público con el nuevo equipo.

Cruyff se fue a la ducha habiendo confirmado todas sus sospechas. La directiva le va a exigir en razón directa a la inversión que ha efectuado -2.100 millones, la más alta con diferencias entre los grandes clubes que van a luchar por el título-.