La batalla de los números

Valdano se acercó a Sanchis y le entregó una hoja con la relación de jugadores del Madrid para que fuera la propia plantilla la que se adjudicara los dorsales. "Pónganse ustedes de acuerdo", le dijo, "ya son mayorcitos y no quiero intervenir". El capitán le garantizó que no habría problemas. Minutos después, Sanchis le devolvió la hoja: su apellido apareció junto al número cinco, el mismo que le había arrebatado el propio Valdano el año anterior para otorgárselo a Redondo por una supuesta cuestión táctica.Desde que la Liga decidió aprobar la asignación de un dorsal fijo para cada jugador durante toda la temporada, la distribución numérica de las plantillas se ha convertido en el quebradero de cabeza de todos los equipos. ¿Cómo aplicar la distribución para que nadie se moleste? ¿Qué criterio seguir? ¿Qué hacer si el fichaje estrella y el veterano más carismático pretenden el mismo número? ¿Se sentirán suplentes aquellos jugadores a los que no les corresponda un número del uno al once? Los entrenadores, responsables de la decisión, tienen un problema añadido.

A Johan Cruyff no parece importarle que le puedan acusar de partidismo. El 14, el número que convirtió en mágico con la selección holandesa en su época de jugador, será para su hijo Jordi. "El 14 seguirá llevando el nombre de Cruyff", dijo ayer. Y añadió que en el 99,9% de los casos, los restantes dorsales también estaban decididos. "Hoy mismo se harán públicos", dijo. Pero por la noche sólo se conocían algunos detalles. Es decir, hubo más dificultades de las supuestas. El azar se vengó de Cruyff. A su otro familiar de la plantilla, su yerno, Angoy, le tocó el número 13, el que no querían ninguno de los porteros (los guardametas se reparten obligatoriamente el 1, 13 y 22). Un sorteo decidió que Busquets llevase el 1 y Lopetegui, el 22.

En el Espanyol, todo fue más simple. El entrenador permitió que cada jugador eligiera el dorsal. Y en el caso de coincidencia (sólo hubo dos), el jugador más joven debería ceder ante el jugador más veterano. Arteaga -19- y Francisco -18- ni siquiera optaron. Les daba lo mismo.

La mayoría de los equipos todavía no ha resuelto la cuestión. John Toshack, el entrenador del Deportivo, reconoce que la decisión puede causarle algún problema porque "habrá jugadores que querrán el mismo número". Fran y Martín Vázquez, por ejemplo, pelearán por el 10. Todavía no sabe qué hacer, pero no se muestra demasiado preocupado: "Bastantes problemas tendré hasta el 3 de septiembre como para preocuparme por éste".

El Atlético tampoco ha asignado números. En realidad, no sabe qué jugadores formarán su plantilla. Dispone de 33, pero tiene que reducir el grupo hasta 22. La única pista al respecto la dio Jesús Gil, el dueño del club, el mismo día que la Liga aprobó la medida. "Que yo quiero vender camisetas con el ocho de Caminero", dijo para convencer a los presidentes que dudaban.

Los responsables del merchandising atlético, por si acaso, aún no han colocado ningún nombre. Ni el de Caminero. Lo que lamentan es que la relación de dorsales no haya estado decidida ya para esta tarde. Es la presentación del equipo, una oportunidad única para hacer negocio con la ropa oficial del equipo. No obstante, la camiseta de la temporada (todos los anos se cambia algún detalle para dejar antigua la del anterior y obligar a los aficionados a comprar una nueva) será presentada oficialmente y se pondrá a la venta, aunque sin número y sin nombre de jugador alguno.