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"Paula no se desperto"

La madre de la niña 'robada' con un coche y abandonada en la calle relata cómo vivió el suceso

Paula, de un mes, estaba todavía dormida cuando su madre la recuperó del paso de cebra situado junto al hotel Wellington, en la calle de Velázquez. Allí la había depositado el ladrón que robó un coche con la niña dentro, tras recorrer unas cuantas calles. Paloma López Pérez, la mujer de 31 años que vivió una angustia de casi media hora, relató ayer a este periódico todo lo ocurrido en la madrugada del viernes pasado. "Lo único que pude hacer en aquellos momentos fue llorar. Sentía una desesperación absoluta".Paloma estaba en la confluencia de la calle de Goya con la de Príncipe de Vergara sobre la una de la madrugada (véase EL PAÍS del sábado). Su amiga Carla Orete Souza la había acercado hasta su casa, y cuando intentaban sacar el carrito en el que iba sentada la niña un individuo las amenazó -no saben si con una navaja o una jeringuilla- diciéndoles: "Tengo sida y necesito el coche". Paloma le respondió que había un bebé dentro; pero el coche permanecía aún en marcha, las llaves estaban puestas y las dos mujeres se habían quedado en la acera, paralizadas por la amenaza. El hombre entró en el coche sin oposición alguna y salió disparado con la niña en el asiento trasero.

"No he podido olvidar esa cara todavía", recordaba Paloma ayer. Ella le describe como un joven muy delgado, de 1,65 metros de altura aproximadamente, con muy mala cara y el pelo castaño claro muy crespo,

muy poquita cosa". Este retrato coincide con el de su amiga Carla, quien añade que tenia una tez muy clara, de color enfermizo. Ayer aún se sentía incapaz de explicar la sensación que experimentó cuando vio que el individuo que las estaba amenazando se metía en el coche dispuesto a llevarse a la niña con él, haciendo oídos sordos a las súplicas de las dos amigas para que les dejara sacar al bebé.Ningún coche se detuvo

Paloma y Carla salieron corriendo detrás del coche, un Golf GI, blanco con matrícula de Madrid, propiedad de la amiga. Intentaron parar a varios coches, pero ninguno les hizo caso. Carla consiguió por fin que se detuviera un taxista, Jorge Murillo Muñoz, quien, a través de su emisora, Teletaxi, dio la descripción del vehículo en el que se había fugado el ladrón. Jorge, de 32 años, dice que las dos chicas, más que pararle, casi le asaltan pidiéndole ayuda y que se encontraban totalmente angustiadas, "sobre todo la madre del bebé". Él intentó tranquilizarlas, pero en aquel momento confiesa que se sintió dolorido e impotente. Mientras, Paloma seguía en la calle sin parar de llorar.

Al cabo de un rato llegaron varios coches patrulla de la policía. Uno de los agentes les dijo que una pareja de viandantes había visto el capazo, con la niña dentro, en un paso de cebra de la calle de Velázquez, frente al hotel Wellington. Desde ese mismo hotel, los transeúntes habían llamado a la policía.

"La policía me dijo que les acompañara para recoger a mi hija", cuenta Paloma. Pero ella no se fiaba. Creía que la estaban engañando porque poco antes quisieron llevarla a un hospital para ponerle un calmante. Estaba en plena crisis nerviosa.

Cuando Paloma llegó a la calle de Velázquez, el corazón le dio un doble vuelco:el primero, porque vio a su hija; y el segundo, porque el bebé seguía en el suelo, en el paso de cebra, sin que nadie lo hubiera recogido todavía. La madre no se explica cómo es posible que su hija continuara aún en la carretera. "Paula seguía dormida, como en el momento en que se la llevaron".

El viernes por la mañana, la Policía Municipal telefoneó a Carla Orete para comunicarle que su coche había sido encontrado en la zona de Las Ventas, sin daño alguno, con la documentación del vehículo completa, pero sin las 6.000 pesetas que la propietaria había guardado en la guantera. En el asiento trasero había una jeringuilla usada.

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