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La muerte coge a Casartelli en el kilómetro 34

El campeón olímpico quedó destrozado sobre el asfalto en el descenso del Aspet

Carlos Arribas

Fabio Casartelli, un ciclista italiano de 25 años y campeón olímpico en Barcelona 92, murió ayer en el kilómetro 34 de la decimoquinta etapa del Tour, en mitad de los Pirineos. Un noticia terrible dejó en segundo plano la carrera. Casartelli estaba casado con Analisa, también ciclista, y tenía un hijo de cuatro meses, Marco.Casartelli, que corría en el equipo norteamericano Motorola, se cayó en el descenso del Col de Aspet, el primer puerto de la etapa reina del Tour. "Era una curva hacia la izquierda y por la derecha salió volando Dante Rezze, que cayó en blando por un pequeño terraplén", explica Juan Fernández, testigo de la caída desde el coche del Mapei. "Casartelli, que iba detrás de Rezze, se golpeó en la cara e inmediatamente se quedó inanimado mientras la sangre no paraba de manar. Me bajé del coche y le tuve entre mis piernas. Ya se veía que era gravísimo". "Yo me libré por los pelos de la caída" cuenta Aitor Garmendia, corredor del Banesto. "Acababa de pasar por la curva cuando oí un ruido, me volví y vi a Rezze volando y a Casartelli en el suelo. No quise mirar más". Eran las 11.30 de la mañana. Los corredores circulaban por la mitad del pelotón, a cerca de 70 kilómetros por hora. En la misma caída, aparte de Casartelli y Rezze, que sufrió fractura de fémur, se vieron involucrados el alemán Dirk Baldinger, que abandonó, el italiano Giancarlo Perini, que después de terminar la etapa fue trasladado al hospital de Tarbes con contusiones múltiples y conmoción cerebral, y el belga Johan Museeuw.

Las causas de la caída no se conocen. "No podemos saber exactamente lo que pasó porque ninguno de los afectados recuerda lo que pasó", dijo Nicolet, uno de los médicos del Tour. Los resultados, sí. En un principio se pensó que Casartelli se había golpeado contra un pivote de cemento piramidal, pero el doctor Nicolet precisó que el golpe mortal fue contra el asfalto. Inmediatamente entró en coma profundo. "Tenía el lado izquierdo de la cabeza destrozado", dijo el médico. "Perdió mucha sangre"."Yo bajé del coche e inmediatamente me quedé bloqueado", dijo Jim Ochowicz, director del Motorola. "Fui tan consciente de la gravedad que no sabía qué hacer". El ciclista, ya prácticamente muerto, fue trasladado en un helicóptero de la gendarmería al hospital de Tarbes, cerca de Lourdes. En el vuelo sufrió tres paradas cardiacas sucesivas. En el hospital se le intentó reanimar durante dos horas. La gravedad de las lesiones -múltiples fracturas del cráneo y una hemorragia- no permitió que se evitara el fatal desenlace. Casartelli murió por una caída en un lugar donde arriesgaba menos que en las terribles rotondas de las etapas llanas.

A las 14.40, Radio Tour anunció oficialmente la muerte, que se había producido una hora antes. "Tengo que dar una noticia grave, terrible", anunció la voz temblorosa de Jean Marie Leblanc, director de la carrera. "El corredor italiano Fabio Casartelli, dorsal 114, víctima de una caída en el kilómetro 34 en el descenso del Col de Aspet y que había sido evacuado al hospital de Tarbes, ha muerto". El pelotón estaba ascendiendo en esos momentos el puerto de Aspin y cuentan los directores que una sombra de silenció se abatió sobre la caravana del Tour. Como si hubiera un acuerdo tácito, todos decidieron no informar a los ciclistas, temiendo su reacción.Noticias en el pelotón

Algún corredor se enteró, de todas formas. El veterano canadiense Steve Bauer, compañero de equipo de Casartelli, cruzó la meta llorando. Claudio Chiappucci también lo sabía. Se lo dijo Gianvito Martinelli, uno de sus directores. Tony Rominger, que había llegado locuaz, se quedó de repente pálido y mudo. Bajó los ojos y sólo atinó a decir: "Eso le puede pasar a cualquiera de nosotros". Después, en bicicleta, se marchó descendiendo el mismo puerto que acababa de subir. Virenque, Induráin y Jalabert se enteraron después de ser premiados en el podio. Induráin reaccionó con un lacónico "son cosas que pasan"; Virenque se sintió ligeramente culpable. "Me acabo de enterar", dijo después de festejar con alegría su triunfo. "Si lo hubiera sabido antes no habría ido tan rápido".Los corredores desaparecieron inmediatamente de escena.

Casartelli fue un bravo corredor con mala suerte. No ha tenido oportunidad de dar de sí todo lo que era capaz. Nació en Albese, un pueblo al lado de Como, el mismo día que Induráin, un 16 de julio, pero seis años después. Antes de la etapa de ayer estaba clasificado 870. Su único momento de gloria le llegó a los 21 años, cuando ganó contra pronóstico el título individual en carretera de los Juegos de Barcelona. Exceptuando ese día, todas las noticias que emanaba eran negativas. A los 18 años sufrió una mononucleosis; poco después un camión le arrolló cuando se entrenaba y sufrió la fractura de una vértebra. Después del título olímpico varios equipos pujaron por su figura y acabó en el Ariostea de Ferretti. No se adaptó al ciclismo profesional y pasó al año siguiente al ZG, donde una tendinitis le hizo pasar el año en blanco. Gracias a los oficios de su amigo Andrea Peron pudo fichar este año por el Motorola, donde empezaba a recuperarse.Ya tenía una oferta de renovación. En el Tour de 1994 había abandonado. Francesco Moser era su ídolo, Gianni Bugno su modelo.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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