La estrategia italiana contra Induráin
Gewiss piensa en Riis como lanzadera de Berzin, mientras Rominger oculta sus cartas
Miguel Induráin espera la montaña con tranquilidad. Su situación no tiene nada que envidiar a la que precedió a sus últimos éxitos. "Espero ataques, pero es lo mismo que otros años". El mapa del Tour está calcado del de hace un año, salvo que la diferencia la pone la presencia del danés Riis a 23 segundos del líder. Pero sólo Riis cree en Riis: "Siento que puedo hacer algo extraordinario este año. Estoy muy fuerte y creo que puedo recuperar el maillot amarillo". Bombini, su director, se resiste a colocarle en condiciones de igualdad con Berzin, el líder del Gewiss. Riis es para Bombini un arma arrojadiza contra Induráin, pero nada más. Rominger ha decidido estudiar la situación y puede convertirse en un aliado del propio Induráin. Pantani, por su parte, está fuera del radio de acción del liderato (a 11,27 minutos). La situación dista mucho de ser un todos contra Induráin, lo que beneficia los intereses del español.El Tour se trasladó ayer a Ginebra por avión. Las fotos de rigor (Induráin, naturalmente, a los mandos de la aeronave para dar rienda suelta al titular fácil), los nervios lógicos a la hora de desplazar más de mil vehículos a 800 kilómetros de distancia y muchos ciclistas molestos porque una j ornada de traslado modifica enormemente sus hábitos. El ciclista metido en carrera quiere comer a la misma hora y correr a la misma hora porque su cuerpo se ha convertido en una maquinaria a la que afecta cualquier tipo de transgresión.
Idéntica situación
Induráin se lo tomó con calma y trató de convertir una jornada de traslado en una jornada de descanso. Sus declaraciones son necesariamente idénticas a las de los dos últimos años, fundamentalmente porque su situación ante la llegada de la montaña es idéntica. Es el líder y tiene tiempo para maniobrar.La única variación es la presencia de Riis, un hombre con el que sólo contaba Banesto. Echávarri dio orden al equipo de no permitir ninguna aventura del danés desde el primer momento, lo que quiere decir que estaba bien informado sobre la estrategia de Bombini. Riis se ha preparado exclusivamente para el Tour como un corredor que sirva de ayuda para Berzin. La estrategia no es nueva (la utilizó el propio Banesto en tiempos con Delgado e Induráin). Bombini supone que Induráin no va a poder sujetar a los dos corredores al mismo tiempo y que, según los casos, tendrá que decidir entre dejar escapar a Riis o a Berzin. Pero Induráin ha sabido manejar situaciones parecidas, como cuando debía sujetar a Chiappucci o Bugno. La diferencia descansa en que Chiappucci y Bugno no eran compañeros de equipo e Induráin supo sacar provecho de ello. Pero la pinza de Bombini fracasó en el Giro cuando Ugrumov y Berzin, igualmente compañeros, nunca llegaron a ponerse de acuerdo. Por otro lado, nadie puede descartar a Rominger. ¿De qué lado estará? ¿Colaborará con Berzin o servirá de aliado a Induráin? Rominger daría por bueno un puesto en el podio, que, unido a su triunfo en el Giro, significaría cerrar la temporada con brillantez.
La lectura del Tour responde al guión clásico de Induráin. El líder sigue siendo prudente en sus manifestaciones. Sus rivales cambian su dicurso. Berzin, por ejemplo, reconoce ahora su inexperiencia: "Para ganar el Tour no hace falta sólo tener clase. También se gana por experiencia, y yo soy un jovencito comparado con esta gente. No sé si tendré que esperar a que Induráin se retire. En cualquier caso, la estrategia de la carrera la tiene que hacer él". Rominger fue el más reservado. Se limitó a emplazar a Induráin para la tercera semana, cuando se llegue a los Pirineos. La política de alianzas comenzará hoy mismo, en el primer contacto con la montaña. Nadie ha logrado batir a Induráin en la montaña, nadie al menos que tuviera al alcance el liderato.
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