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España pasa el corte ante Eslovenia

La selección se asegura un puesto entre las ocho mejores tras una agónica victoria

Robert Álvarez

La selección española se aferró último hilo de vida tras haber tomado la decidida intención de suicidarse ayer ante Eslovenia. La escasa gloria recogida en su camino hacia los cuartos de final recuerda a aquellos jugadores de golf que pasan el corte pero emborronan su tarjeta con tal déficit que afrontan los últimos 36 hoyos sólo para cumplir el expediente. Está ya España entre los ocho mejores pero ha cumplido su objetivo mínimo de una forma tosca, con ataques de pánico y transmitiendo inseguridad. La siembra no vaticina grandes cosechas.

La selección mostró un catálogo de formas y maneras de cómo complicarse la vida en un partido que había empezado como una plácida travesía. Pero el barco se escoró de tal forma que tuvo que aferrarse a la mano de Herreros cuando el naufragio estaba a punto de consumarse. La derrota le hubiera puesto fecha de hoy a España en su billete de retorno.

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Llegó a ir España perdiendo (84-85) a 28 segundos para el final. Una canasta de Herreros le hizo retomar la ventaja al equipo español, 86-85, aunque el alero de Estudiantes no acertó en el tiro adicional que le procuró la personal de Gorenc. Quedaban seis segundos para el final. Kotnik sirvió desde la línea de fondo para Zdovc y éste intentó un pase largo para Milic, pero Herreros se interpuso en la trayectoria y arrambló con una opción eslovena que pudo haber sido letal para España. Fue un final angustioso, que acabó felizmente pero que no regocija.

España expresó una fea conducta de actuación.Fue incapaz de aprovechar su buen arranque y el errático primer tiempo de Eslovenia. Llegó España a dominar por 18 puntos, 41-23, y a advertir de un rápido jaque a Eslovenia. El equipo español había acuchillado el partido en base a una aceptable lectura de la mantecosa defensa eslovena. Herreros y Reyes, de nuevo titular, propiciaron 14 minutos en los que Eslovenia parecía a punto de sacar bandera blanca.

La teoría de que el banquillo español es superior al esloveno se volvió del revés. Se fue al banquillo el base y alma del equipo esloveno, Zdovc, descentrado y con tres faltas, y apareció Milic un reserva que redimió la discreta actuación de Horvat y Gorenc. Apareció también Alibegovic y le creó muchos más problemas que Kraljevic a Reyes. En cambio, a España le costó encontrar la forma de que Fernández y Ferran cogieran el ritmo de los acontecimientos, mientras que Smith denotó problemas en una rodilla que mermaron su actuación. Eslovenia volvió a entrar en el partido recién iniciado el segundo periodo: 49-44. El resto fue puro sufrimiento para España. Volvieron los fantasmas y el crujir de dientes. Volvieron a cometerse errores de todo tipo, individual, colectivos y de concepción del juego. Laso no recibió relevo alguno en la dirección del equipo -la falta de confianza en Rodríguez y Galilea quedó en evidencia-, se repitieron errores en el rebote defensivo, se seleccionó mal el tiro, se incurrieron en tontas pérdidas de la posesión del balón (16 en total), se perdió a Orenga por faltas personales y no se encontró remedio (Martín parece no contar ya) para paliar los daños que provocó Alibegovic.

Eslovenia empató por vez primera, a 76, a seis minutos para el final. Y lo hizo a pesar de que no jugó bien, de que su porcentaje de acierto en triples (23%) desmereció la fama de sus tiradores y de que perdió el concurso de Alibegovic y Kraljevic minutos antes del final. El desconcierto y el miedo fueron cundiendo en el equipo español que se salvó gracias a la oportunidad de un par de canastas de Ferran y sobre todo a la excepcional actuación de Alberto Herreros que se hizo con todos los balones comprometidos, casi todos durante los diez últimos minutos, y acertó a darles el destino deseado. Herreros le abrió el paso a España.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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