20 'chirimbolos' llevarán motor para girar como un tiovivo

L. O. Si en la próxima semana el lector se topa al salir de un bar con un chirimbolo que parece moverse sobre sí mismo, no decida inmediatamente no beber una caña de cerveza nunca más. Muy posiblemente la alucinación tampoco se deba al hambre al que le ha condenado la estricta dieta veraniega, sino a que se haya topado con una de las 20 columnas informativas con efecto tiovivo que se han instalado en la ciudad.

El jefe del departamento de mobiliario urbano, Rafael Calvo, explica que estos chirimbolos tiovivo se pondrán en funcionamiento en la próxima semana. "Antes ha habido que disponer de los permisos, comprobar la instalación eléctrica y la toma de tierra", aclara.

El chirimbolo cobra vida propia durante el día y acumula energía eléctrica durante la noche. Calvo explica que esta extravagancia de los cachivaches obedece a la exquisita justicia publicitaria que anima a la empresa concesionaria del mobiliario de Madrid, Cemumasa. Como los espacios reservados en las columnas para la información municipal son los que menos se ven (se instalan los carteles del Ayuntamiento en la cara interna del chirimbolo), con el efecto tiovivo se consigue que de vez en cuando se pueda leer fácilmente la cartelera de las fiestas. Calvo jura que el movimiento del armatoste es muy lento y apenas se percibe.

Y además, con luz

Pero por si la sorpresa era poca, el mobiliario urbano depara más novedades al paseante madrileño. Algunas columnas instaladas en el paseo de la Castellana brillan con luz propia.

Casi todos los elementos de mobiliario urbano instalado por Cemumasa (en total unos 1.500 objetos) llevan luz incorporada. Hasta ahora no se habían encendido porque faltaban algunos permisos. El consumo eléctrico de los chirimbolos corre por cuenta del Ayuntamiento, ya que es difícil segregar en facturas diferentes el coste de farolas y cachivaches.