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David Levy aspira a convertirse en primer ministro de Israel en 1996

Ovacionado por varios miles de personas llegadas de todos los rincones de Israel, David Levy anunció en la noche del domingo la formación de un nuevo partido político, al tiempo que manifestaba su determinación de alcanzar la Presidencia del Consejo de Ministros tras las elecciones de 1996. "El Likud [Partido Conservador] ha cambiado. No es la misma casa, por eso hoy construiremos nuestra propia casa", dijo el ex ministro de Exteriores al confirmar la escisión del principal partido de la oposición israelí.

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"Creamos un nuevo cuadro político que se convertirá en un nuevo partido cuyo mensaje irá dirigido a todos los ciudadanos de Israel", señaló Levy. Pero para que pueda presentar su cándidatura a primer ministro de Israel -que, por primera vez en la historia del Estado, será elegido directamente por el pueblo gracias a una nueva ley- deberá contar con un apoyo mínimo. de 10 diputados, apoyo del que ahora carece, o estar avalado por 50.000 firmas."Vosotros recogeréis esas 50.000 firmas y, ¿por qué no 100.000 o 150.000?", preguntó el veterano político sefardí a los asistentes al mitin que enardecidos respondían: "¡Sí!, ¡sí!".

Las 150.000 firmas representan cerca de cinco diputados en el nuevo Parlamento, que es lo que los sondeos atribuyen al futuro partido de Levy. Sin embargo, nadie puede predecir, por el momento, cuál será el impacto que tendrá sobre el electorado israelí de aquí a un año y medio. Una cosa es cierta: David Levy es adulado por las masas como lo fue Menájem Beguin. No existe otro líder político en Israel. cuyo carisma se le pueda comparar, ni en el Likud, ni en el Partido. Laborista. Es la gran baza que David Levy jugara cruelmente para vencer al Likud en la próxima campaña electoral.

Pero la atracción que Levy ejerce sobre las masas puede afectar también a los laboristas. De hecho, varios militantes sindicales laboristas de origen sefardí han expresado sus simpatias por Levy. "El Partido Laborista no se ocupa más que de la gran política. Ha olvidado sus promesas electorales y ha dejado de lado a los trabajadores, como el Likud", declaró ayer Pini Caba llo, líder obrero laborista de la ciudad de Beth Chean. Según Caballo, esa opinión la comparte más de un militante laborista que estará dispuesto a unirse a Levy si su partido pone verdaderamente el acento sobre los problemas socioeconómicos israelíes.

Por tanto, la nueva formación de Levy puede arrancar votos por la derecha y por la izquierda y privar a los dos grandes partidos de sus bases sefardíes, convirtiéndoles en partidos askenazís (judíos de ascendencia rusa y centroeuropea).

El Partido Laborista, por otra parte, está también amenazado de la llamada Tercera Vía, un movimiento político impulsado por tres diputados laboristas y varios generales en la reserva que se oponen a toda retirada israelí del Golán. Este movimiento podría transformarse en partido político y dividir al laborismo si Rabin persiste en querer intercambiar el Golán por la paz con los sirios.

Por otra parte, las negociaciones palestino-israelíes, que debieran haberse reanudado ayer en El Cairo sobre el traspaso de competencias de las autoridades israelíes a las palestinas en Cisjordania, se retrasaron hasta hoy. Ambas delegaciones son pesimistas sobre la posibilidad de completar las transferencias para el 1 de julio, fecha en que debiera de concluir el acuerdo sobre la autonomía de Cisjordania.

Mientras, crece el número de presos palestinos en cárceles israelíes que se suman a la huelga de hambre iniciada el domingo por 670 "presos de seguridad" de la prisión de Shneid. Según el diario Al Quds, son ya 5.000 los presos en huelga de hambre para pedir su liberación, según los acuerdos de Oslo de 1993, entre Israel y la O LP.

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