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Todo a cinco mil

Decepción tras anularse la subasta a viva voz de los objetos robados

El mayete quedó suspendido en el aire. Habrá que esperare dos viernes su caída. La anhelada subasta a viva voz de un millar de objetos robados y requisados por la policía no fue rematada ayer. Los bajos precios de salida hicieron que el público desbordara los accesos a la sala de licitación; y Manuela Carmena, juez decana de la Plaza de Castilla, se inquietó. Mantuvo los precios, pero cambió el método de puja: los 3.000 interesados Fijaron sus ofertas por carta, no a voces. Y el que más ofrezca en su plica, una vez examinadas todas, se llevará a casa la ganga.A no ser que descubra que era suya y le fue robada. Si lo prueba, se la quedará gratis, como ayer sucedió en varias ocasiones antes de la puja. Pero habría sido más divertido pelear por las piezas a voces, duro a duro. La decepción era ayer noticia en la Plaza de Castilla.

La sala de almonedas de los juzgados de la Castellana mostraba un aspecto insólito: sobre sus butacas de color crema, en lugar de postores sentados al acecho de sustanciosas gangas se hallaba acomodado casi un millar, de variopintas bicocas; mientras, frente a la mesa donde el rematador adjudica lo subastado con tres golpes de mayete, en vez de desfilar las gangas lo hacían ansiosos licitadores mirándolas con apetito.

El trueque de posiciones no impidió que una señora, con collar de cuentas doradas, preguntara a uno de los empleados judiciales: "¿También las butacas salen a subasta?"

No. Los confortables asientos de la sala de subastas judiciales no salían a la puja. Sí lo hacían, no obstante, decenas de otros objetos requisados por la Policía y fruto del robo, que ayer permanecían envueltos en plástico transparente instalados sobre las butacas. Bajo el plástico mostraban, para la contemplación de todos, sus precios de salida, en ocasiones irrisorios: una estola de piel de zorro, renard argenté, a 2.000 pesetas; un abrigo de piel de garras de astracán, 5.000 pesetas; una taladradora Hiltin -cuyo valor en el mercado puede pasar de las 200.000 pesetas- al módico precio de cuatrocientos duros; un ordenador, "con CPU [¿?], monitor, pantalla y discos", a 3.500 pesetas, decía el cartel.

Rarezas

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Entre los objetos, algunas rarezas, como un curioso goniómetro -"medidor de ondas expansivas", precisa Juan Luis, empleado judicial- o una cocina blanquiazul de gas, por el bonito precio de salida de 200 pesetas. Pero, además, guitarras acústicas, órganos electrónicos, pianos, teclados, motosierras, ventiladores, marcos de plata, relojes dorados tipo Limoges con caballos esculpidos sobre su esfera reluciente... Todo o casi todo por sumas inferiores a 5.000 pesetas, como una cámara fotográfica Canon, con un objetivo adicional, por la espléndida suma de 1.000 pesetas.

"Tenga en cuenta que estos objetos llevan cuatro años almacenados y algunos de ellos podrían haberse deteriorado", reflexiona. Fernando Gómez, de Alcalá de Henares, uno de los 30.000 curiosos que en estos días han desfilado por la plaza de Castilla para interesarse por los objetos requisados sometidos a subasta. La estrella de la puja era sin embargo un clarinete, al que los tasadores colocaron un precio de salida de 10.000 pesetas, el único que llegaba a esa cantidad. Se halla en buen estado, según dicen, pero no fue visto en la sala. Tal vez aguardaba su exhibición a mejor oportunidad, ya que la subasta en sí, como puja pública a viva voz, no pudo ser.

"La afluencia de gente nos ha llevado a cambiar de método", señalaba la juez decana de los Juzgados de Madrid, Manuela Carmena. "El fin que perseguimos es ejemplarizar: con estos precios intentamos que ningún subastero profesional se lucre al adquirir los objetos, en su mayoría robados y requisados judicialmente; deseamos que cualquier persona que puje por ellos pueda quedárselos, fuera de los baremos mercantiles".

El caso es que el postor que quiso ayer pujar por estas gangas debió seguir varios pasos (véase EL PAÍS del sábado). El primero, depositar 500 pesetas para licitar por objetos con precios' de salida comprendidos entre 500 y 3.500 pesetas y el doble, 1.000 pesetas, para gangas tasadas entre 3.500 y 10.000 pesetas. Estos depósitos eran una especie de cuota por participar. Si se pujaba por dos o más objetos, la cuota exigida era de 5.000 pesetas.

El segundo paso consistió en rellenar una papeleta en la que, amén de la identidad y la dirección, constara el importe máximo que el interesado estaba dispuesto a. dar por el objeto deseado. El tercer paso, cumplidos los anteriores, llevaba al pujador hasta la sala de exposiciones de los juzgados, abarrotada de objetos. Allí, una veintena de urnas de color rosa, marcadas con carteles en los que constaban los objetos en licitación, recogía las papeletas de los postores con sus ofertas.

Enojo

Muchos de los asistentes mostraron su enojo. "Menudo jaleo ha liado", decía un jubilado de Usera, mientras rellenaba su impreso. "Con lo fácil que es decir... yo tanto más, yo tanto más, y así hasta que tres martillazos te adjudiquen la cosa que quieres".

"Pues vaya plan", decía un señor de Móstoles, de nombre Alberto, que reconocía haberse pegado un madrugón para llegar a tiempo. "Y ahora vaya usted a saber cuándo, cómo y a quién se los adjudican", se preguntaba en voz alta en medio de la apretada cola que serpenteaba desde la calle hasta la puerta de la sala.

El próximo 23 de junio, tras examinar las papeletas y resolver los empates por sorteo -"mediante insaculación" [se extraen de un saco], puntualiza Carmen Sánchez del Rey, empleada judicial- todo el material exhibido será adjudicado a los mejores postores, a no ser que alguno de ellos acredite que le fue robado.

A la salida de la sala de subasta de los juzgados, ya en la Castellana y desde una ventana enrejada que sella los calabozos a ras del suelo, algunos de los licitantes y postores guardaron silencio. Desde abajo surgía el cante quejumbroso de una mujer que acaba de ser encarcelada allí -"presuntamente por robo", según susurraba uno de ellos-: "Yo no síuna ladrona, has siotú, vía mía, er que m'a robao la persona".

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