Alirón por los campeones
El Real Madrid en Primera División, y el Mérida y el Rayo Vallecano en Segunda, son a dos jornadas del final los triunfadores de la temporada, los campeones, después de una larguísima Liga de nueve meses, que sin embargo, a los buenos aficionados les ha parecido corta.El Rayo vuelve a Primera a lo grande, con el delantero centro brasileño Guillherme en plan estilete, porque es el hombre que "ha enviado mucho cuero a la red", como decían los viejos entrenadores. Mucho más que un equipo de fútbol, el Rayo es una institución entrañable y entrañada en el Madrid sureño. Los vallecanos han heredado la condición de equipo ascensor que en otros tiempos tuvo el Deportivo de La Coruña: una temporada baja y a la siguiente sube. Pero Paquito, el entrenador del ascenso, ha anunciado que la próxima temporada no seguirá en el banquillo vallecano, sin explicar los motivos.
Otro triunfador es el Mérida, a un paso de ser el campeón de Segunda. El poster con los jugadores del equipo de este año se desteñirá en las paredes de los tabernones de la localidad, en recuerdo a los héroes que en 1995 hicieron posible un sueño: el ascenso a Primera División.
El fútbol tiene una cualidad indiscutible: llega directamente al corazón, toca las emociones colectivas de un pueblo. Además, reune claras connotaciones turísticas y económicas en su capacidad de convertir lo pequeño en grande. Hay ahora quien se pregunta: ¿dónde queda Mérida?, ¿cómo sabrán las chuletas de sus restaurantes?
El Mérida es el primer equipo en la historia del fútbol extremeño que asciende a Primera División. La afición llama cariñosamente a sus jugadores los pecholatas, y esos tipos pudieron golear ampliamente al sábado al Athletic, en el partido de las celebraciones, aunque sólo marcaron dos tantos. El Mérida busca ahora refuerzos en Croacia porque su presidente, José Fouto, en plena euforia del ascenso, ha dicho: "El año próximo nos clasificaremos para jugar la Copa de la UEFA".
El Getafe supuso ayer la tristeza del fútbol madrileño. Prácticamente están descendidos tras no pasar del empate a uno en Las Margaritas frente al Barcelona. El Geta estrelló tres balones en el poste, pero la suerte dijo no. De todos modos, Madrid vivió la noche del sábado la euforia colectiva y luminosa del fútbol. Dos aficiones, la madridista y la vallecana, que cantaban, cada una por su lado, el alirón.
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