"Soy comunista porque quiero que desaparezca el Estado"
Julio Anguita se sienta relajado en la silla de la pequeña cafetería del hotel. Repasa unas últimas notas y se quita las gafas de leer. Sonríe. Dice: "venga, a ello".Pregunta. Vaya campaña, ¿no?
Respuesta. La campaña está siendo muy suave. De verdad. Son peores los meses anteriores, citando tienes que hacer viajes por todas partes, acudiendo a reuniones, hablando con decenas de personas.
P. A pesar de ello, usted ha dicho que estaría a favor de suprimir las campañas tal como se hacen ahora.
R. Sí, sí. La idea es muy sencilla. Yo haría grandes debates a través de los medios de comunicación, públicos o privados. Debates de distinto ámbito -nacionales, autonómicos o locales-, divididos por temas. Con buenos profesionales, periodistas, realizadores y con público en el estudio que pudiera intervenir con sus preguntas. Hombre, dejaríamos uno o dos grandes actos públicos -la liturgia también es importante-, pero la revolución de los medios de comunicación tendrá que aprovecharse para algo, digo Yo.
P. Usted se ha empeñado en hacer una campaña un tanto alejada de la de los otros líderes.
R. Es que el discurso hoy está muy radicalizado: derecha-izquierda, izquierda-derecha, y no sotros estamos ahí. Pero la nuestra es una presencia que tiene que luchar para no terminar tragada por quienes ahora asumen esos papeles de izquierda y derecha. Se trata de ser el contrapunto, la re ferencia serena. Mire usted: a los actos van nuestros militantes, nuestros dirigentes, va gente con vencida y una pequeña parte de simpatizantes o amigos que no lo tienen claro. Yo pretendo darles argumentos. Y en la medida en que los medios de comunicación hagan negar mi mensaje a otras gentes, llevar esas argumentaciones a quienes no- tienen claro lo que piensan hacer. Porque esta mos otra vez como en 1993. Es verdad que el PSOE está más dé bil, pero eso significa que el PP está avanzando, cosa que no me seduce en absoluto.
P. El bipartidismo del PSOE y del PP, ¿cómo lo puede romper Izquierda Unida?
R. Izquierda Unida debe ser ya la fuerza que se enfrente al PP. Lo que el PP representa en ideas y en propuestas es algo que el PSOE le ha preparado. Con menos rotundidad, pero con más eficacia. Pero ha llegado el momento de la contraofensiva. La contraofensiva es parar al adversario, y el adversario es don José María Aznar. Es todo lo que representa. Más adelanté, a lo mejor no en esta campaña, habrá que estimular en el PSOE -sin que esto suene a injerencia- un proceso de regeneración. Porque en el futuro político hará falta un PSOE regenerado.
P. ¿Que termine integrado en IU?
R. Yo creo que un PSOE de estas características no puede estar en IU. Hablo incluso de un PSOE regenerado. Además, IU nunca ha tenido el discurso de la casa común. Siempre hemos utilizado el de la construcción de la alternativa. Hombre, es normal que uno pretenda que IU sea hegemónica, pero hegemónica no es excluyente, ¿eh? Yo no veo a ese PSOE en IU. Sí lo veo en un proyecto más amplio, con su propio espacio. Fíjese usted que también en Izquierda Unida estamos distintas fuerzas y el PCE tiene su lugar.
P. ¿Y qué lugar es el que tiene el PCE en esta sociedad?
R. En el año 1982 planteé ya que los comunistas no teníamos que estar organizados en partidos. Para mí, el comunismo es un movimiento, no un partido. Y, ojo, que no estoy cuestionando en absoluto al PCE. La expresión comunista es anterior a los partidos comunistas.
P. La sensación que da desde fuera es que IU o PCE es lo mismo, que uno ha terminado por devorar al otro.
R. El proceso es más lento de lo que yo pensaba, pero en estas elecciones ya hay muchas candidaturas que no llevan nombres del PCE. A mí me gustaría que el Partido Comunista, como consecuencia del crecimiento de Izquierda Unida, no tuviera que ser mayoritario. El que yo lleve la doble corona de secretario general del PCE y de coordinador de IU puede hacer pensar en lo que usted dice. Lo que pasa es que, en cualquier caso, el secretario general de los comunistas no se siente incómodo con las ideas que imperan en IU.
P. Usted siempre ha reivindicado unas gotas de sangre libertaria.
R. Sí. Siempre con moderación. Si uno tiene claros los fines, automáticamente los medios se clarifican. Y si el fin es la extinción del Estado -cosa que yo no veré, ya veremos si alguna vez se ve-, automáticamente uno ayuda para que eso se produzca.
P. ¿Me está diciendo que usted es partidario de la desaparición del Estado?
R. Claro. Es que yo soy comunista por eso. Sé que no lo voy a ver. Lo que pasa es que si hoy uno dice: 'voy a destruir el Estado, tal como están las cosas inmediatamente se organizaría de nuevo el Estado. Y el Estado, sea de derechas o de izquierdas, al final siempre es el Estado. Y siempre tiene un componente esencialmente conservador.
P. En su campaña explica usted muchos temas económicos de forma tan simple que a veces pueden llevar a la confusión. ¿Lo busca o tiene usted realmente ese concepto de la economía tan simple?
R. Mi concepto de la economía se basa en unos cuantos principios. Primero he de decir que la decisión económica es para mí una decisión política. No asumo ninguno de los tres grandes principios económicos. Yo no asumo el mercado. Y que conste que estoy dispuesto a discutir mercados, porque puede haber un mercado socialista, ¿por qué no?
P. Ya lo hubo y ha fracasado.
R. Es que ese mercado estaba definido por el Estado. Y además, fracasó en unas cosas, en otras no. Yo siempre he dicho que ese gran mercado dio de comer a la gente y le dio educación, y le dio cultura. Hoy esa gente tiene a un golpista y nada de lo que tuvo. Pero volvamos a lo nuestro. Otro de los principios que no asumo es el concepto del PIB. Ni comparto tampoco la idea de la competitividad. Yo creo en la competencia, en el estímulo, pero no en la competitividad. Son estos principios los que yo no asumo. Y cuando tienes que explicar todo esto a la gente te ves obligado a emplear ideas muy simples, de tal manera que esas ideas lleguen claramente a quienes te escuchan.
P. Vamos a hablar de sus adversarios. Tiende usted a igualar a los dirigentes de la derecha y de la izquierda. ¿De verdad piensa que son tan iguales? '
R. Posiblemente he simplificado demasiado. Y haya caído en el pecado de hablar de personas, cuando tenía que haber hablado de partido, cuando me refería a partidos. Dicho eso, diré que efectivamente no son tan iguales. Evidentemente no es igual la militancia del PP que la del PSOE. Pero aquí no salvamos a todos, ¿eh?; porque si en una hay elementos residuales del franquismo, en otra hay una beautiful people capaz de todas las degeneraciones posibles, de todas las decadencias viscontinianas y de toda la dolce vita. Aunque no niego, sino todo lo contrario, que en el PSOE hay mucha gente honesta, en sus capas medias. También en el PP podemos encontrar a gente despistada, gente nueva. Pero, en fin, no son iguales en su historia., Aunque a veces sean peores los que desde el PSOE han mostrado su auténtica impudicia en determinadas cosas. Porque mientras el PSOE ganaba votos, el negocio funcionaba. Lo malo es que era un negocio altamente contaminante. Por decirlo todo, no creo tampoco que Felipe sea el responsable único.
P. ¿No será que hay una tendecia a lideralizar los partidos?
R. Es tremendo. Y eso ocurre en todas las organizaciones. También en IU me encuentro muchas veces con lo de "lo ha dicho Julio". Pero, bueno... Ésa es una cultura completamente ajena a la izquierda. A mí es que los papistas me parecen mil veces peores que el Papa.
P. ¿Qué va a pasar después del 28 de mayo?
R. La tercera fuerza de este país es vista todavía como ese jugador, el líbero. El PSOE cree que tenemos que ir a tapar los huecos del hermano mayor, porque, en última instancia, siempre tendremos el dilema de Hamlet, derecha o izquierda. Lo que ocurre es que yo no me siento atado por eso que llaman el tronco común de la izquierda. Izquierda Unida surgió como el proyecto que tendría que construir la alternativa, que sustituiría un día al partido socialista. Yo formulé esta idea en 19,82, y la plasmé en un documento en 1984. La carcajada fue mundial, claro. Porque estaba asumido que siempre estaríamos subordinados, por debajo de los socialistas. En Izquierda Unida hicimos un documento sobre estrategia de pactos porque ya sabíamos que íbamos a tener una presión tremenda para que dijéramos los que íbamos a hacer después del 28 de mayo.P. ¿Y qué va a ocurrir?
R. Eso lo dirán as circunstancias y el nuevo panorama que quede tras la noche del 28.
P. ¿Y no tiene a tentación -por su condición de fuerza que va a tener en la mano demasiadas llaves de imponer su programa por encima de la voluntad de los votantes?
R. Si se tratase de imposición, no estaríamos hablando de diálogo. Lo que usted plantea es muy difícil de evaluar. Pero sí le digo que hay una serie de principios irrenunciables para dar nuestro apoyo de gobierno a cualquier fuerza. Y si nos equivocamos, ya lo pagaremos. Nadie nos puede quitar el derecho a pactar con quien queramos. El día siguiente va a ser... muy curioso.
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