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El Depor escapa vivo de Nervión

El Sevilla tuvo claras ocasiones en la primera parte, pero le faltó puntería

La Liga ya no va con el Deportivo. Anoche se escapó con vida de un partido descarnado en el que exhibió desilusión y apeló a la fortaleza de sus defensas. Fran, inexistente en ataque, sólo apareció para dormir el balón. Su ausencia abrió una brecha que siempre aprovechó el Sevilla para despreocuparse de la marca y buscar la victoria con decisión.El Sevilla tanteó inicialmente una estrategia rudimentaria. Desde la retaguardia, cualquier balón cobrado viajaba 60 metros para encontrar el control de Suker. Lo rústico del sistema tuvo su efecto, sin embargo. El Deportivo no se esperaba una táctica primaria y escapó mal de los primeros balonazos del Sevilla. En la primera jugada Suker se estrenó en el cara a cara con Elduayen pero buscó el penalti. Brito no atendió la ficción del croata.

El Deportivo fue fiel al toque. Llevó el balón arriba con la ortodoxia y aparentó entereza. Pero el Sevilla asfixiaba en la presión y los coruñeses empezaron a salirse del partido. El plan de Luis funcionó. Su equipo ganaba la batalla de la motivación y al Depor sólo le quedaba la condición de depredador que se presagia de sus pesos pesados. Por eso el Sevilla siempre atendió los movimientos de Fran, Aldana y Donato con los dientes apretados. En la tarea brilló Juanito, dueño de sí y de su área. Fue, además, el mejor elemento atacante de su equipo, mirando a la puerta enemiga en varias escenas a balón parado.

Cuando los andaluces tuvieron el partido donde quisieron empezaron a gotear ocasiones. para ello llevaron a la escena un mejor trato del balón, moviendo el juego por donde participaba el factor riesgo: el pasillo de Soler y el centro, donde Marcos ganaba la pelea a Donato, mucho menos motivado en defensa que en ataque. La mejor oportunidad de la primera parte la firmó Suker, tras un choque entre Paco y Elduayen del que el meta salió lesionado. Suker se quedó solo pero entregó el balón a Ribera, que escupió el peligro en la misma línea.

La ausencia de goles y la desaparición de la creatividad deportivista -Fran no estuvo y Aldana andaba desorientado- llevaron el partido a la espesura. En ello influyó el pesimismo que se fue apoderando de Suker, que echaba a perder buena parte del oxígeno invertido por sus compañeros. La primera parte concluyó con una sorpresa. Monchu, inválido hasta el descuento, agarró un trompazo desde 25 metros que estuvo a punto de pinchar el balón con una esquina del larguero de Canales. Brito señaló el final con el ¡uy! en las gargantas.

Pero llegó el pellizco. El Depor buscó más aseo en su juego El campo recuperó su anchura y la cita tomó cuerpo de partido de fútbol. Los dos equipos al ataque. Mejor dicho, al contraataque. cada jugada llevaba el vértigo al área. A una y a la otra, a base de galopadas larguísimas. El Sevilla, que puso más nervio, construía con mayor verticalidad y terminó encerrando al enemigo. El Deportivo se arrugó otra vez. Sólo seguía con vida porque apretó bien las marcas en defensa. Pero ya no amenazaba a la contra. Sólo una tomó envergadura y, aunque la única, fue la mejor ocasión de la segunda parte. Aldana, en el área, obligó a Unzué a estirarse hasta un palo para cobrar un disparo raso y colocadísimo.

Y como el Sevilla acusó la generosidad pulmonar, de nuevo regresó la táctica. La del miedo, convirtiendo el partido en un ejercicio de vigilancia.

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