_
_
_
_
_

Un cambio radical de signo

La esperanza del PSOE se reduce a que el PP no consiga la mayoría absoluta

MurciaEl PSOE ha ganado prácticamente todas las elecciones celebradas en Murcia desde 1979 hasta 1991. La región ha sido a lo largo de todos estos años un auténtico granero devotos socialistas. Sin embargo, en las dos últimas consultas se ha cambiado de signo de manera radical. Así, este territorio ha llegado a convertirse en popular. Si los casos de corrupción en la vida nacional han impulsado un cambio en el sentido del voto, las crisis institucionales, generadas desde el interior del PSOE, han acelerado el proceso en esta comunidad.

En 1991 el PP sólo consiguió, en las elecciones municipales, ocho de las 45 alcaldías de la región. En las europeas de 1994 los populares ganaron en todos los municipios, salvo en cinco en los que el PSOE se mantuvo como la fuerza más votada y un sexto en el que ganó CiU.

Desde el PSOE se justificó este descalabro por tazones de castigo de su propio electorado, que se abstuvo de votar por los casos de corrupción que habían salido a la luz pública.

En Murcia hay que añadir a este argumento el desgaste de las luchas intestinas entre socialistas en una comunidad en la que sus dos primeros presidentes -Andrés Hernández Ros, en 1984, y Carlos Collado, en 1993- tuvieron que dimitir forzados por el partido como consecuencia de sendos escándalos. Uno por un intento de soborno a periodistas; otro, acusado de pagar 2.500 millones de pesetas sobre el valor nominal por unos terrenos adquiridos por la Administración.

En este clima, el PP ha recogido sus mejores cosechas de votos, con porcentajes superiores al 50%, que espera revalidar el día 28.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Reconversión total

El PP de Murcia se ha reconvertido de arriba abajo pese a que todavía conserva un lastre de la vieja Alianza Popular (AP). Pero ya es una formación de masas que, con más de 22,.000 afiliados, se sitúa como la organización provincial más numerosa de todo el país, excepción hecha de Madrid en cuanto al número absoluto de afiliación.

La actividad militante popular contrasta con el cansancio que se percibe entre las bases socialistas, en las que el ánimo de derrota está a flor de piel. La esperanza socialista se centra en que el PP no consiga la mayoría absoluta -23 de los 45 escaños de la Asamblea regional- La ley electoral favorece esta aspiración por la existencia de cinco distritos comarcales.

La batalla en los comicios autonómicos se librará en dos distritos menos industrializados y más rurales: los de Lorca y Caravaca de la Cruz, las zonas en que el PSOE espera resistir el aluvión popular. En los de Murcia, Cartagena y Yecla apenas hay dudas.

La otra gran batalla se presenta en torno a cuántas alcaldías logrará mantener el PSOE. Pese a las buenas gestiones en algunos consistorios, como la propia Murcia o Yecla, la capital se perfila como popular. En Cartagena puede tener repercusiones sobre el nuevo mapa político el eco que muestren las candidaturas cantonales o la de los movimientos segregacionistas de La Manga, opciones que, en principio, pueden restar votos a la popular. Cartagena, La Unión, Alcantarilla o Molina de Segura son localidades con un voto tradicionalmente de izquierda, pero que en los últimos años han padecido los efectos de la crisis industrial, de la gran empresa pública y del ocaso de la minería o de la conserva vegetal.

Izquierda Unida (IU), con perspectivas de crecimiento, no se cansa de alimentar su esperanza de que, en estos momentos, el PSOE no tiene suelo ni ella techo. Sólo tenía la coalición una alcaldía, Fortuna, pero después del 28-M puede convertirse en árbitro en media docena de municipios y, sobre todo, del mismísimo Gobierno regional.

Nuevos cabezas de lista

Murcia ha sido tradicionalmente una tierra que sólo ha dado satisfacciones electorales al PSOE. Pero el panorama se ha modificado y los socialistas ya sólo recogen disgustos.El cambio más drástico de toda España en el sentido del voto se ha producido aquí. De las elecciones europeas de 1989 a las de 1994, el PSOE ha perdido el 17% de sus votos y el PP ha ganado el 25,78%. Las urnas aclararán ahora si este giro ha sido coyuntural -por las crisis internas de los socialistas- o si se trata, en definitiva, de una variante absoluta en el mapa político regional. Los tres grandes contendientes estrenan además cabezas de lista.

María Antonia Martínez, la candidata socialista, es la única mujer que preside una comunidad autónoma. Accedió a su puesto después de la lucha interna que desembocó en la caída de Carlos Collado. El partido parece actualmente apaciguado, pero los críticos, que aparecen de vez en cuando, no dudan en decir que es la paz de los cementerios.

Martínez, que cumplirá 42 años el próximo día 18, fue abogada laboralista hasta que ganó una plaza de funcionaria en la propia Administración autonómica. Enfrente tiene a un joven profesor de historia, Ramón Luis Valcárcel, que también ha culminado en el seno de su partido un proceso de cambio generacional sustituyendo a Juan Ramón Calero.

A Valcárcel, desde que dirige el PP murciano, le han sonreído siempre las urnas. Su experiencia política la ha desarrollado en la oposición municipal.

El tercero en liza es otro joven abogado laboralista de CC OO, Joaquín Dólera, candidato de IU. Aparece como el coco de la política regional y, si se hace caso a su discurso, está dispuesto a ponérselo difícil a socialistas y populares. No dará fácilmente su apoyo a ninguna lista, si no hay mayoría, y está convencido de que también se puede gobernar desde el legislativo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_