Plomo general en el Carlos Tartiere
El Barcelona se muestra racano y cicatero en su visita a Oviedo
El Barcelona y el Oviedo aburrieron de lo lindo en el Carlos Tartiere, en un partido que estaba destinado a priori a ofrecer mas y mejores cosas que contar. El empate final sin goles sirve para explicar todo lo que pasó y ahorrarse más argumentaciones. Todo el juego tuvo color plomizo, si se exceptúan los diez primeros minutos de! encuentro.El Barcelona ha dejado de mirar al liderato, aunque tal vez se haya venido engañando a sí mismo desde que empezó el año, y deberá ocupar el resto de la presente Liga tratando de no descuidar su presencia en el vagón que asegura un viaje a Europa. No está para mucho más el equipo de Cruyff, que se ha convertido en un abrir y cerrar de ojos en un conjunto plano, sin destellos, lleno de oficio y abundante en calidad individual, pero absolutamente despojado de chispa y de ingenio. La presencia de Angoy en la portería, uno de los motivos de curiosidad previos al encuentro, apenas dio tampoco tanto que comentar. La suya no fue una reválida porque el Oviedo le puso a prueba con cuentagotas y de forma esporádica. El equipo de Antic, que tampoco hizo nada mencionable, está llorando por la lesión de Jokanovic, un jugador que marca la diferencia y que ha sido capaz de cambiar la cara y la mentalidad de los azules. Sin el serbio y con Carlos lesionado en el primer tercio del partido, el Oviedo también fue un equipo vulgar.
Todo lo bueno que tuvo el partido lo concentró en los primeros diez minutos. El Oviedo se preparó para presionar en todas las líneas y quiso que el balón rodara de un lado a otro a toda velocidad.
Con el juego pasado de revoluciones el Barcelona lo pasó mal hasta que remitió la ofensiva azul, no sin que antes se contabilizaran tres oportunidades de gol ovetenses. Angoy respondió a la primera y a la tercera, atajando disparos peligrosos de Prosinecki, y Oli malogró la segunda echando por encima del larguero un cabezazo en situación, inmejorable,. La acción partía de una internada de Sietes que fue lo mejor del registro final de un partido que se hizo interminable.La ofensiva local se pareció a la apertura de una botella de gaseosa. La inspiración le duró a Prosinecki no más de diez minutos, el tiempo que su equipo tardó en echar en falta el orden que impone el lesionado Jokanovic.
El serbio es el bastón en el que el croata se apoya para fichar a volar su inspiración. Ayer se confirmó lo que se temía: el Oviedo está muy limitado sin Jokanovic, cuya ausencia ya le costara en Valladolid la primera derrota después de 11 partidos consecutivos.Superado el trance inicial, el Barcelona pasó a llevar la iniciativa; a jugar mirando hacia la portería rival y también a mostrar sus propias limitaciones. El equipo azulgrana nunca tuvo el toque de distinción de los grandes, el mismo que le ha dado los títulos y el que ya viene echando en falta en todo lo que va de año. Su balance ofensivo fue un ejemplo de cicatería: quedó reducido a dos cabezazos de Bakero, ambos a centro de Stoichkov y el segundo de ellos partiendo del saque de un córner. Todo un síntoma.A la hora del balance, el Barcelona resumió en un partido toda la temporada. Al equipo de Cruyff le falta todo lo que le ha hecho grande y la admiración por sus extranjeros y por su juego di! conjunto de alta escuela se ha Visto sustituida por la morbosa curiosidad ajena que despiertan los parientes del entrenador. Ayer, Jordi estuvo tan gris como los demás y Angoy resolvió su titularidad sin más problemas que los que se creó al jugar con el pie.
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