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28º JORNADA DE LIGA

El Betis abre más la herida del Atlético

El equipo de Basile, nulo en ataque, empezó a caer tras un golazo de Márquez

El Betis mantuvo a raya al Atlético. Tardó en encontrar la solución porque sus delanteros emplearon demasiado tiempo en encontrar el tino, pero siempre gobernó. El Atlético fue sólido en apariencia mientras. tuvo el empate, pero débil de carácter cuando empezó la cuesta. Márquez, con un golazo, abrió más la herida del Atlético, aún navegando en las procelosas aguas que tanto amenazan a Gil y Gil con verse inmerso en el compromiso de la promoción. Todo lo contrario para un sorprendente Betis que se afianza en su pulso por meterse en la UEFA.El Betis se metió pronto en el partido. Stosic sacó ganas y descubrió a la grada la calidad de su eslalon. El serbio fue el apoyo natural de Alexis, el hombre de la manija. Pero el Atlético no rehuyó la pelea. Su misión de salida fue contener a un equipo que ya ha conquistado una buena cuota de autoridad en Primera División. Del taponazo que organizó Basile escapaba alguna respuesta a la contra que movió los cimientos de la zaga más sólida del país.

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Los béticos hipotecaron buena parte de su fuelle en una primera media hora muy impulsiva. La ganancia fue el respeto que se ganó. Porque Basile no lo veía claro. El gol sobrevolaba demasiadas veces la portería de Abel. Y no llegaba porque el último metro se resistía demasiado a los delanteros béticos, sobre todo a Cuéllar, genial en la media punta, pero torpe en el remate.

A la presión local se añadió una extraña manera de entender el contragolpe por parte atlética. Geli solía salir, cobrando algún balón en su defensa, pero la faena solía culminar con una tímida cesión de la pelota al defensa verdiblanco más cercano. A resultas de tan cautelosas salidas, el Betis se fue a por todas. La línea que gobernaba Alexis ganó la partida a la que se le atragantaba a Dobrowolski. El partido se redujo a una franja muy estrecha de terreno. El Atlético aceptó que el desplazamiento del juego estuviera en su parcela. Aún le quedaban esperanzas de cazar algo al contrapié.

No le fue mal a Basile. Su equipo arriesgó lo justo más allá del círculo central, pero mantenía su puerta a cero. Las urgencias cruzaron la calle. Ahora era el Betis el ofendido. El Atlético no perdió los nervios. Estaba a gusto, aunque apeló demasiado. a la fortuna. Ferreira y López barrieron con contundencia la intimidación del incómodo Kowalczyc. El polaco exhibió velocidad, pero anduvo inseguro en el cuerpo a cuerpo con ambos, también bien en cortar los pases verticales de Stosic y Menéndez.

El descanso trajo el mismo partido, pero algún desparpajo ofensivo de los colchoneros. Kosecki tuvo su oportunidad poco, después de la reanudación. En una galopada de las suyas soltó un latigazo, solo ante Jaro, que obtuvo una respuesta prodigiosa del portero bético. Una sola jugada sirvió para generar desasosiego entre los verdiblancos. Ahí estaba la contra del Atlético. La contra veloz que siempre ha etiquetado a este equipo antes de caer enfermo.

En la segunda parte se redujo la frecuencia con que el Betis se presentó en el área rival. La actitud dio confianza a su enemigo, que salió del agujero. Kiko estuvo cerca del 0-1 en una jugada con magia. Tras recibir de Toni hizo. un sombrero a Vidakovic y empalmó. Jaro se ganó el suelo con otra gran parada.

Entre tan lustrosa jugada y el gol del Betis sólo medió un minuto. El golazo apagó el virtuosismo que poco antes había exhibido Kiko. Márquez enganchó una volea cruzada, tras recibir de Menéndez desde el córner, que hizo temblar el Villamarín. El Betis vio premiado su interés por desequilibrar el partido. El Atlético, además, encajó mal el castigo. Se vino abajo. Subió sin entusiasmo, dejando desnudo a Abel. Poco después, en uno de los arranques béticos ya a la contra, sucumbió. López, cuando el balón se escapaba por la línea de fondo, derribó a Cuéllar. El penalti dejó al Atlético sin armas. A partir de ahí esperó, ya sin pulsó, a que Daudén Ibáñez señalara el retorno a Madrid.

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