Olazábal baja la guardia
El defensor del Masters, a cinco golpes del líder tras la segunda ronda
José María Olazábal bajó la guardia y por allí se coló una avalancha. El defensor del Masters no pudo repetir la tarjeta del primer día y acabó la segunda ronda con 74 golpes (+2), la misma tarjeta que en su ronda inicial de 1994, para un total de 140 (-4), a cinco del líder.Las gradas rugieron de placer con la entrada en tromba entre los líderes. de más de me dia docena de jugadores loca les. Creen que ya le toca a un jugador norteamericano probarse la chaqueta verde des pués de tres años desnudos. Pero la de ayer no fue más que la segunda ronda, la del plan teamiento del juego. Quedan las decisivas, aquéllas en las que los jugadores débiles con buenos resultados anteriores empiezan a sentir los nervios de saberse con posibilidades.Al único que le resultó mortal que el líder, el norteamericano de 41 años Jay Haas, terminara la jornada con -9 fue al malagueño Miguel Ángel Jiménez, quien se quedó fuera del corte por un sólo golpe. Jiménez, que ayer hizo 7,5 golpes para un total de +2, ha sido víctima de una inundación de buenos resultados. El año pasado el corte, que deja fuera del torneo a aquellos que tras la segunda ronda se encuentran a más de 10 golpes del líder, se fijó en 149 golpes (+5). Este, a 145, y se ha llevado con él a alguno de los favoritos iniciales, como el zimbabués Nick Price o el surafricano Ernie Els.
Clasificación
1º. Jay Haas, 135 golpes (-9). 2º. John Huston y Scott Hoch, 136 (-8). 4º. Ben Crenshaw, David Frost y Phil Mickelson, 137 (-7). 7º. Brian Henninger, Davis Love, Lee Janzen y Corey Pavin, 138 (6). 11º. David Gilford (Inglaterra), Steve Elkington (Australia), Colin Montgomerie (Escocia), Bernhard Langer (Alemania), Fred Couples (EE UU), Nick Faldo (Inglaterra), Mark O'Meara (EE UU) y Olazábal, 140 (-4). 19º. Greg Norman (Australia), 141 (-3). 29º. Ballesteros, 143 (-1).
La diferencia entre el Olazábal que el jueves asombraba al mundo y el de ayer se puede medir simplemente en centímetros, cosa que en el golf es muy importante. El primer día, el vasco, tocado por la gracia del Masters, embocó todo cuanto intentó; ayer, abandonado a su suerte, se quedó colgado por los pelos. Olazábal fue el rey del suspiro. Hasta ocho bolas de birdie se quedaron colgando de la boca del hoyo. Su talento para. salir de las situaciones apuradas en que ayer le metió el mal uso del driver no se vio recompensado en los greenes. Y aun así logró un birdie para equilibrar mínimamente una tarjeta en la que figuraron un bogey y un doble bogey. Jugó con decisión, sin dudar, entre los árboles. Dejaba la bola donde pocos pueden hacerlo, pero ahí se acababa su inspiración. Y hasta en un green se vio maltratado.
Si con el hoyo 15 mantiene un idilio de eagles, con el 10 comenzó ayer una mala. historia. De salida se fue a una arboleda -algo no extraño ayer- pero en su segundo golpe no logró alcanzar el green. Lo hizo con el tercero, pero allí necesitó de tres golpes con el putt para embocar la rebelde esfera.
Olazábal jugó su partido en compañía de la leyenda Jack Nicklaus -otro que tiró por la borda la buena jornada inaugural- y fue testigo directo del patriotismo de barras y estrellas que invadió a los espectadores. Fueron tacaños con los aplausos hacia los europeos y participaron en un extraño juego de prestidigitación: bola de un europeo que iba hacia los espectadores, allí se quedaba, mientras que las bolas de los locales aparecían repentinamente en el green como por encanto. Fue su forma de responder a la sinfonía norteamericana que mandaba en el marcador. El primer no norteamericano hay que ir a buscarlo a cinco golpes del líder, por detrás de: 10 locales. Entre éstos, mucho veterano del circuito de la PGA, de ese tipo de jugadores que han labrado sus carreras buscando más un buen acomodo en la lista de ganancias que en el palmarés de los torneos. Exceptuando a dos -Ben Crenshaw, de 43 años, ganador del Masters en 1984, y a la sensación zurda de 24 años, Phil Mickelson, la gran esperanza joven- a los demás no se les supone el temple necesario para aguantar Ja presión en las dos jornadas que quedan.
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