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'E. R.' alienta la moda del drama hospitalario en la televisión de EE UU

Hacía años que una serie dramática no alcanzaba tales índices de popularidad en Estados Unidos. En los primeros puestos de audiencia, copados tradicionalmente por telecomedias, ha irrumpido esta temporada E. R., creada por el escritor Michael Crichton para la Warner Brothers y emitida en lacadena NBC. E. R. combina con ritmo arrollador las relaciones personales de los médicos de una sala de emergencias en un hospital de Chicago con las situaciones de vida o muerte que les llueven por todas partes. TVE tiene los derechos de emisión para España de esta serie, pero aún no tiene prevista la fecha de su estreno.

E. R. no sólo se ha impuesto claramente a Chicago Hope, otra serie similar que se estrenó simultáneamente en la rival CBS, sino que ha ratificado el regreso al prime time televisivo del jugoso género de hospitales.Aparte de los policías y los abogados, la comunidad médica ha protagonizado desde hace años multitud de series en televisión: St. Elsewhere, Marcus Welby M. D., Doctor en Alaska y, sin ir más lejos, M*A*S*H*. Ahora E. R. y Chicago Hope han dado la idea al productor Aaron Spelling de crear su propia serie de hospitales, University Hospital, que es una serie sobre jóvenes enfermeras con fuerte aroma a Melrose Place. Y aún hay más: la Fox acaba de estrenar Medicine Ball, que se desarrolla en el mismo entorno.

Carrera suicida

Pero la batalla se centra por ahora en E. R. y Chicago Hope, cuya competencia fuerza a sus guionistas a exprimir las ideas y a una renovación que se nota semana a Semana. Las dos series, que para más inri se desarrollan en hospitales ficticios de la misma ciudad (Chicago), se estrenaron el año pasado a la misma hora en una carrera suicida de ' la que E. R. salió clara vencedora. Su éxito incontestable no sólo obligó a la CBS a cambiar el día y la hora de Chicago Hope, sino que la cadena ABC también tuvo que buscar un nuevo espacio para su famoso programa informativo Prime Time Live.

Ahora que, las series están separadas, la competencia sigue. Para ello se nota en los guiones una fuerte apuesta por los tres primeros minutos, antes de los títulos de crédito. En ese espacio de tiempo se juegan la atención del espectador para la hora siguiente. E.R. plantea habitualmente situaciones caóticas en las que dos personas están hablando sobre su vida, momento en el cual se ven rodeados por ambulancias, camillas que avanzan, por los pasillos arrasando todo lo que esté en el camino, y pacientes en coma a los que hay que administrar descargas eléctricas o inyecciones directas al corazón. Para cuando las letras E R. aparecen en pantalla, el público está pegado al televisor sin posibilidad de escape.

Chicago Hope, que también aporta su buena dosis de innovación dramática, recurre a casos bastante más insólitos, como el de un individuo que se come su propio pelo y cree que una de las enfermeras es Judy Garland, o el de otro paciente que entra en el hospital perfectamente consciente con una barra de hierro atravesada en el cráneo.

La sangre y las vísceras son también elementos habituales de E. R., una serie que es mejor no contemplar mientras se cena. Pero la diferencia fundamental entre Chicago Hope y E. R. es que en la primera los médicos son figuras cotizadísímas que conducen BMWs, mientras que en la segunda se trata de médicos residentes y personal auxiliar.

El popular autor Michael Crichton (Parque Jurásico, Acoso) basó E. R. en su propia experiencia como estudiante de medicina en Harvard, pero después de escribir el episodio piloto se ha separado de la serie, mientras que su protagonista, George, Clooney, se ha consolidado como el nuevo galán de la televisión.

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