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Entrevista:

"Con ETA se puede negociar todo dentro de un proceso democrático"

La sonrisa preside el rostro de Jonan Fernández: la Conferencia de Paz tendrá continuación. El movimiento social Elkarri ha entrado por la puerta grande en el complejo escenario de la mediación política en el País Vasco.Pregunta. El PNV ha puesto en marcha de nuevo la negociación. ¿Existe el riesgo de resucitar fantasmas del pasado?

Respuesta. Hay muchos riesgos. Ese, también. Pero hay conciencia entre los partidos de que lo que se tenga que hacer sea para mejorar la situación, no para empeorarla. Todo me recuerda lo que pasó en Irlanda. Hay que tener una visión de proceso. Esto se va a alargar y cada cosa tiene su explicación en su momento. Cuando Hume

[John, líder del Partido Laborista y Socialdemócrata] y Adams

[Gerry, del Sinn Fein, el brazo político del IRA] empezaron a tener contactos, hubo escándalos. A Hume se le llamó de todo. Pero ahora se le reconoce como artífice de la paz. Algunas de las estridencias en torno a las declaraciones del PNV pueden ser normales y seguro que pueden tener, con el tiempo, espacios de incorporación e integración.

P. ¿HB se frota las manos porque algunos partidos del Pacto de Ajuria Enea asumen parte de su discurso o le ha pillado todo a contrapié en la estrategia de desestabilización diseñada por KAS?

R. Me parece que hay mucha precaución. No creo que el discurso del PNV se interprete por la otra parte como una manifestación clarísima de que aquí hay, un cambio. Ha habido mucha incomunicación, desconfianza. Está asumido que tiene que, haber un proceso de cesión mutua.

P. ¿Coincide con Onaindía en que en el País Vasco se llevan 16 años a Palestina e Irlanda?

R. Es muy pretencioso. En Irlanda nos llevan años en la capacidad de buscar consensos pacíficos. Aquí hay una falta de consenso, que, en declaraciones anteriores de Onaindía, se puede entrever porque él mismo reconoció la necesidad de un tercer proceso constituyente que incorpore a HB. La postura del PSE me ha defraudado un poco porque hablamos mucho con ellos antes de la Conferencia y estábamos casi seguros de que iban a venir. Creo que no han acudido por razones de orden interno frente a las de interés general.

P. Igual es que la Conferencia tenía trampa.

R. No. El que todas las reuniones hayan sido en plenario indica que lo que se ha conseguido tiene el concurso de todos los asistentes; es decir, no hay una división previa entre los nacionalistas y los que no lo son.

P. El PP dijo que era de y para los nacionalistas.

R. No. Si hubiera estado aquí, Jaime Mayor Oreja se habría dado cuenta de que no era así. Ha habido cinco partidos. La cuestión de la representatividad de cada uno se ha dejado fuera y ha habido un esfuerzo por ver todas la posiciones al margen de las proporciones.

P. ¿Quiénes más inmovilista: el que abre la Conferencia con un discurso cerrado, HB, o los que no acuden: PSE, PP y UPN?

R. No es malo que los discursos sean realistas, aunque es bueno que se dejen puertas abiertas al diálogo. La negativa a participar en un foro tiene el riesgo de proyectar la imagen de inmovilismo. Sin marcar niveles, es más preocupante no acudir que el tono de un discurso.

P. Hay quien asegura que la autonomía ha cohesionado a los vascos, aunque no ha generado el consenso de todos, y quien cree que la autodeterminación no es la vía adecuada para vertebrar una sociedad plural.

R. Nadie puede poner en duda que hace falta más consenso., Si lo reconocemos, abrimos las puertas al diálogo. El concepto de autodeterminación necesita debate porque, si se habla de él como estático, genera vetos, miedos. Pero el mundo es cambiante, interdependiente, y los conceptos de soberanía y autodeterminación se están renovando. También hay que tener en cuenta el marco europeo. Más que discutir sobre la autodeterminación hay que hacerlo sobre qué traducciones tiene ese concepto.

P. ¿Qué es lo que habría que negociar con ETA?

R. Teniendo claro que no representa a los vascos y no puede decidir por ellos -es un fenómeno social y político concreto-, todo, siempre y cuando los principios de acuerdo a que se llegue sean sometidos a un proceso democrático. Los que tenemos que decidir somos los ciudadanos, los partidos, las instituciones y los movimientos sociales.

P. Pero el IRA abdicó en el Sinn Fein.

R. En el proceso previo a la tregua en Irlanda del Norte ha habido contactos directos entre el IRA y los Gobiernos británico e irlandés.

P. ¿Qué se puede esperar de un PP que no ha variado su estrategia en el tema de la violencia y parece llamado a gobernar?

R. Es preocupante. Mientras partidos homólogos, como el de John Major, están manifestando actitudes abiertas y flexibles, el PP es inmovilista. Hay una duda: si esa actitud es más bien una estrategia de oposición, con réditos electorales, o si, una vez en el poder, va a cambiar y a ser más pragmática y realista. Lo claro es que la firmeza del PP está reñida con el diálogo social que promueve Elkarri.

P. ¿El Pacto de Ajuria Enea es un punto de partida válido para la pacificación?

R. La historia del Pacto hasta hoy está agotada. Había textos interesantes que no se han desarrollado. Se ha priorizado la firmeza, al aislamiento. Su gran desafío es reformular su función. Se está acabando un cielo de enfrentamiento y empezando otro resolutivo. Su función debe ser impulsar un diálogo abierto. Además, no podemos sustraernos a la corriente internacional a favor de una solución dialogada en estos conflictos. Los de Euskadi e Irlanda son diferentes, pero nadie ha osado decir que el Gobierno británico o el irlandés han socavado los principios del Estado de derecho o alterado los democráticos.

P. Elkarri se ha deshecho de la sospecha de ser "la cara amable de ETA". ¿Y ahora?

R. Nos queda mantener cálida la temperatura social a favor del diálogo y el acuerdo.

P. ¿Qué debe ser antes: la tregua de ETA o la negocia ción?

R. Con los pies en el suelo y dejando de lado los deseos, que son los de tregua y distensión cuanto antes, creo que la tregua no es ni principio ni final del proceso, como ha demostrado el proceso irlandés. Son posibles acuerdos intermedios que, sin resolver la complejidad del problema, sí permiten avanzar.

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