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Reportaje:

¡Preparados, listos ya...!

Comienza anticipadamente la carrera por la presidencia de EE UU

Antonio Caño

Los candidatos desfilan ininterrumpidamente por New Hampshire, escenario de las primeras elecciones primarias. Las cenas de recaudación de fondos se multiplican por todo el país. Las encuestas revelan los nombres de los favoritos. El presidente recorre la nación con la promesa de corregir errores .La agenda parlamentaria está sometida a los intereses políticos personales. La prensa especula sobre las posibilidades de cada cual... ¿Estamos en 1.996? No. El calendario señala acertadamente 1995, pero en Estados Unidos ha empezado ya la campaña electoral, y probablemente. la más intensa e ideologizada de los últimos años."Todos los que quieren este puesto están cada día haciendo declaraciones o movimientos para situarse en primera línea. Quiero que todo el mundo se relaje, respire profundo y vuelva al trabajo. Tenemos un año por delante para hacer algo por el pueblo norteamericano, y después celebraremos elecciones", dijo la pasada semana el presidente Bill Clinton ante la prensa.

La verdad es que sus palabras tuvieron poco eco. Tres políticos republicanos han anunciado ya formalmente sus candidaturas y otros cinco han dejado claras sus intenciones de competir también por la denominación. En el bando demócrata, para acallar los rumores sobre posibles contrincantes dentro de sus filas, el propio Bill Clinton ha tenido que dejar ver anticipadamente sus intenciones de reelección. "Creo que sería un grave error del Partido Demócrata" poner otro candidato en liza, ha advertido el presidente. Los asesores de Clinton están ya intensamente dedicados a organizar el equipo electoral, que, seguramente será anunciado el mes próximo y al que probablemente se sumará más adelante el actual jefe de gabinete' Leon Panetta.

Otros nombres conocidos pueden probar fortuna como pendientes. Los que más suenan hasta el momento son los de Ross Perot y Jesse Jackson, aunque esté último puede renunciar si Clinton conserva el apoyo de la izquierda liberal. Las intenciones de Colin Powell, ex jefe del Estado Mayor, siguen siendo una incógnita.

El cambio de era que pareció advertirse con la victoria repúblicana en las elecciones legislativas de noviembre de 1994 precipitó a las principales figuras de ese par tido a tomar posiciones. Fue como una señal anticipada de que el fin de Clinton estaba próximo, y varios republicanos se mostraron listos para tomar el relevo. Phil Gramm, Lamar Alexander y Richard Lugar han anunciado sus candidaturas. Robert Dole, aspirante de hecho, ha adelantado que hará el anuncio formal el mes próximo. Pat Buchanan, Alan Specter y Robert Dornan, entre otros, exploran el terreno.Y un peso pesado cuya concurrencia podría modificar el panorama republicano, el gobernador de California, Pete Wilson, deshoja en estos momentos la margarita de su futuro.

En el caso de Robert Dole, sin duda el hombre con más posibilidades hoy por hoy, su pronta entrada en la carrera electoral era obligada para evitar que Newt Gingrich y su Contrato con América le robaran protagonismo y condujeran a posiciones excesivamente a la derecha.

La necesidad de los candidatos de recolectar dinero se ha hecho especialmente urgente con vistas a 1996. Con el adelanto de algunas de las principales primarias, la denominación está en juego esta vez en los 44 días comprendidos entre el caucus (votaciones primarias) de lowa (12 de febrero) y las primarias de California (26 de marzo). "Todo se va a decidir en un plazo de un mes o seis semanas, sin apenas posibilidades de recuperación después. Por eso, los candidatos van a tener que gastarse antes mucho dinero en publici dad y todo lo demás" afirma Charles Jones, de Brookings Institution.

Los candidatos tienen desde ahora hasta finales de año para reunir los 20 millones de dólares (unos 2.500 millones de pesetas) que se requieren como mínimo para afrontar un campaña electoral con ciertas posibilidades. Eso significa que tendrán que buscar recursos a un ritmo de casi l00.000 dólares por día. Gramm es por ahora el candidato con más dinero en sus fondos: más de tres millones de dólares. Clinton tiene previsto reunir 30 millones de dólares. El dinero será fundamental para sobrevivir en una campaña que se espera especialmente áspera e ideológica. En octubre de 1991, cuando Clinton anunció su candidatura a la presidencia, las prioridades de entonces se resumían en aquella famosa frase de su campaña: "Es la economía, estúpido`. Ahora no es la economía. Ahora lo que se decide es la consumación o la defunción de la revolución con servadora. "Esta atmósfera recuerda a 1980 y la reaganomic. Los demócratas están donde siempre han estado, pero el Partido Republicano está mucho más a la de recha de lo que ha bía estado última mente% opina Allan Lictman, gran analista de te mas electorales. Clinton tratará de esgrimir sus méritos económicos -si éstos se consuman en la línea actual: crecimiento sin inflación, creación récord de puestos de trabajo, reducción del déficit e incremento del comercio-, pero el debate está centrado esta vez en temas como liberalismo o estatismo, progreso o retroceso, competencia o proteccionismo, aislacionismo o intervencionismo. Welfare (beneficencia pública), seguridad social, affirmative action (la discriminación positiva para negros y mujeres), reforma sanitaria, impuestos, crimen o aborto se presentan como los asuntos de más impacto. Clinton ha empezado ya a perfilar la Imagen del candidato que defiende a los pobres, los trabajadores, los niños sin recursos, las madres solteras, sin renunciar a escalonadas reformas en los programas sociales tradicionales. Los republicanos se presentan como la fuerza del cambio y la modernización, que entrega todo el protagonismo a la iniciativa privada.

Los republicanos tienen la iniciativa. La mayoría de las encuestas dan venta a a Dole sobre Clinton, aunque por un margen nunca superior a los cinco puntos. Clinton es preferido, según los sondeos, a cualquier otro candidato demócrata, mientras que Dole corre con ventaja sobre los demás aspirantes republicanos, excepto cuando se incluye a Powell, quien, aparentemente, es el único que no tendría rival.

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