Carnaval permanente
El fútbol desata los instintos. Las gradas de un estadio se han convertido en un carnaval permanente: tipos tocados con pelucas verdes y nariz postiza de payaso, centenares de personas ataviadas con los colores de su club. Cánticos -ver en el Plus El día después-. Una fiesta sensorial y lúdica del graderío que funciona con independencia del espectáculo en el césped. La asistencia de espectadores se dispara.Entre la temporada 1993-94 y la actual se ha incrementado en un 31% -tanto en Primera División como en Segunda- la presencia de espectadores en los estadios. Los futbolistas se han convertido en los ídolos de la juventud, desplazando incluso a los cantantes de rock. Las mujeres comienzan a ir al fútbol. Julen Guerrero ganaría ahora unas elecciones. Éstos jóvenes futbolistas llevarán muchas cochas a su vejez, como aconsejó Goethe: "No se puede envejecer sin un poco de amor o un poco de gloria".
La Segunda División presenta además últimamente la fascinación del cambio semanal de líder. El Rayo Vallecano subió esta semana al primer puesto, pese a las bajas de Rodríguez, Barla, y Josemi -la joven promesa- La gripe ha herido seriamente al equipo vallecano. Hasta el punto de provocar un extraño miedo en el entrenador, Paquito, que declaró: "Cuando estoy en el vestuario, oigo cómo algunos , tosen y me temo lo peor. Más bajas". Los jugadores vallecanos, con mucho zumo de naranja para potenciar la vitamina C y matar el virus, ganaron ayer solventemente al Villarreal, 3-0. Líderes.
El Barcelona B es un derroche de juventud y urgencia, un equipo de ataque y buen fútbol encaramado al segundo puesto, pese a haber aportado ya esta temporada seis jugadores al Barça. El último Quique Álvarez, un contundente defensa central, convocado esta semana por Cruyff para el Barcelona-Sporting de Gijón de ayer. El Barça B ganó (1-0) en el Miniestadi al Mérida, el líder extremeño e inesperado hasta ayer.
Fútbol-pasión. Los estadios volvieron a presentar muy buenas entradas. El fútbol atraviesa una edad pujante y rosa. Significa el grito festivo de gol, contra el aullido macabro de GAL: los dos monosílabos de los que más se habla en nuestro país.
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