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Entrevista:

"Nos hemos vuelto vanidosos"

Xosé Hermida

Tan sólo unas horas después de su intento de dimisión, Arsenio Iglesias ha recobrado la tranquilidad. Al entrenador del Deportivo, de 64 años, las críticas de sus jugadores parecen haberle afectado personalmente, pero no han minado la confianza ciega en su sistema. Según Arsenio, lo que está perjudicando al equipo no es el pretendido conservadurismo de su juego, sino un pecado de vanidad.En el estadio de San Lázaro de Santiago, Arsenio no paraba el pasado martes por la noche de recibir muestras de apoyo. La conversación se interrumpió a cada poco por los que vienen a saludarle cada poco: desde el presidente de la federación de fútbol, Ángel María Villar, hasta el entrenador del Compostela, Fernando Santos. Arsenio no quiere contestar expresamente a ninguno de sus futbolistas, pero lanza un aviso a navegantes: "Para ser un gran jugador no basta la calidad. También hay que tener casta, no esconderse nunca, ni derrumbarse. en las ocasiones importantes. Sólo los que logran eso son grandes futbolistas".

Pregunta. ¿Se ha cerrado la crisis?

Respuesta. Esperemos que sí. Todo esto ha tenido mucha repercusión y en parte es normal: somos los segundos en la Liga, había jugadores implicados en el caso y se discutía nuestra forma de juego. Yo tomé una decisión para evitar que las cosas empeorasen porque nos estábamos metiendo en una situación difícil de controlar. Y eso podía acabar teniendo repercusiones en la grada.

P. Pero usted ha insinuado que quizá vuelva a plantearse la dimisión.

R. No estoy aquí con un cargo vitalicio. Lo que quiero decir es que, si veo que soy un estorbo, no tendré inconveniente en irme. No quiero perjudicar al equipo.

P. ¿Qué le dijo el presidente para convencerlo?

R. Cuando fui a hablar con él, yo estaba muy decidido porque le había dado muchas vueltas al asunto. En cierto modo, buscaba tranquilidad. Él me dijo que no creía que todo lo ocurrido fuese tan grave e insistió en que debería seguir. Eso me tranquilizó algo.

P. ¿Se ha sentido siempre respaldado por los directivos?

R. Supongo que sí. El presidente me ha apoyado otras veces y me lo acaba de ratificar. Me siento aparentemente respaldado. De aquí en adelante no lo sé.

P. ¿Cómo puede ocurrir esto después de tres años de éxitos?

R. Porque nos estamos volviendo vanidosos. Hemos recibido tantos elogios, llevamos tres años oyendo que jugamos tan bien... Y no me refiero exclusivamente al equipo, sino al entorno en general. No puede ser que la soberbia se nos suba a la cabeza. Con humildad se va más lejos. Nosotros tenemos un gran equipo, pero el Madrid y el Barcelona también son grandes conjuntos. Nos critican por empatar en el campo del Betis. ¿Es que la gente no mira la clasificación para ver cómo va el Betis? Nosotros no salimos allí a empatar. No tuvimos ocasiones, es cierto, pero yo mismo dije que no habíamos merecido más.

P. ¿Contra el Real Madrid les faltó ambición?

R. La gente que no está muy metida en el fútbol puede pensar que fue un partido feo porque hubo pocas ocasiones. A mí me pareció magnífico. Hubo todo lo que a mí me gusta: vigor, empuje, una pelea constante por la pelota... Yo sabía que nosotros controlaríamos el juego en algunos momentos, pero el Madrid lo haría en otros. Pretendía atarlos bien en su zona de creación para luego lanzar el equipo. Si hubiésemos marcado un gol, habríamos ganado, estoy seguro. Con el mismo sistema, el año pasado les metimos cuatro. Pero este Real Madrid es muy distinto, no hay que olvidarlo.

P. Por tanto, piensa seguir con su sistema.

R. El año pasado en Inglaterra, contra el Aston Villa, salimos exactamente igual que ante el Madrid: con Bebeto en punta y Manjarín apoyándole. Ganamos 1-0 y todo el mundo dijo que habíamos hecho un gran partido. Hace poco en Alemania, contra el Borussia, planteamos el encuentro del mismo modo y ya se sabe lo que pasó. ¿Por qué se dice esto ahora? Yo pienso que este sistema se adapta muy bien a las características de nuestros jugadores porque tenemos hombres de mucho vigor. El Madrid, con un 4-4-2, es líder. Pero también el Valencia y el Atlético de Madrid juegan con un sistema' muy similar y ya ve dónde van.

P. Con Donato y Mauro Silva juntos se forma un centro del campo muy robusto, pero se pierde chispa atacante.

R. Donato es un jugador con una gran llegada y un gran disparo, como se ha visto en la selección. Contra el Madrid esperaba que eso funcionase más. Lo que es cierto es que a veces creamos muchas situaciones favorables, pero en zonas del campo donde no se hace daño.

P. Quizá, después de lo ocurrido en el último campeonato de Liga, los jugadores se han obsesionado con lograr el título.

R. [Hace un leve asentimiento y luego duda]. No debería ser así. Hay que tener ambición, pero insisto en que no se puede olvidar a los demás. Y hay que ser muy constantes. Para quedar octavo puede bastar con ir tirando cada domingo. Para ser primero, hay que estar a tope todas las semanas. Aunque podemos luchar por el título, tampoco se debe olvidar que nuestro gran objetivo es estar en Europa. Eso significa quedar entre los cuatro primeros.

P. Usted ya vivió una situación similar en 1990: logró el ascenso a Primera División en medio de muchas críticas. Hay un sector que siempre le ha cuestionado.

R. Sí, hay un grupo que siempre ha estado orquestando algo. Yo me equivoco y el día que venga otra persona enseñará sus propias cosas. Pero que nadie se llame a engaño. Que no piensen que va a llegar nadie que les vaya a descubrir ahora el mundo ni a mostrarles maravillas.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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