Selección nacional camuflada

El Fundosa Grupo se adjudicó hace dos semanas el título de campeón de la Liga Autonómica de Baloncesto en Silla de Ruedas. Sus partidos se saldan con victorias aplastantes. No tienen rival. La última demostración la hicieron en la final de la liga madrileña de baloncesto sobre ruedas celebrada en el Polideportivo Los Cantos, de Alcorcón (142.000 habitantel). Al término del encuentro, el marcador reflejaba la diferencia abismal que hay entre losdos mejores equipos de Madrid: Fundosa Grupo, 81; Adil de Leganés, 22.,No era casualidad. El Fundosa Grupo, equipo propiedad de la Fundación de la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE), ha nacido esta temporada con la intención de ganarlo todo. La ONCE se ha gastado 20 millones este año, además de los 50 que aporta para patrocinar la Liga nacional. Fichó a los mejores jugadores del país, a la vez que debilitaba a los rivales que podrían hacerle sombra.

Según Miguel Sagarra, miembro de la junta directiva del equipo, el objetivo es 9anzar el baloncesto en silla de ruedas como espectáculo y colocar a la selección entre la élite mundial". De los 10 jugadores, siete son internacionales y el resto lo han sido en algún momento. El presidente de la Federación Madrileña de Deportes de Minusválidos, Juan Peris, va más lejos y afirma que el Fundosa Grupo es "una selección nacional camuflada" e intentará el asalto al medallero, en las olimpiadas de Atlanta del año que viene. Actualmente, la selección está entre los ocho mejores equipos del mundo.

Tanto al delegado. del conjunto, José María Nogales, como al entrenador, Emilio Rodríguez, les ha sentado mal el asueto navideño: los dos han tenido gripe.

Como no podía ser de otra forma, el Fundosa Grupo cuenta en su plantilla con el máximo reboteador y el máximo encestador del Campeonato Mundial de Canadá de 1994. La mayor parte de los jugadores han padecido la poliomielitis; a otros, los menos, les ha dejado parapléjicos un accidente de tráfico.

Diego de Paz, de 23 años, empezó a jugar en 1985. Ha venido de Sevilla y está a gusto en Madrid, que según él es lo más parecido a su tierra. Lo suyo son los rebotes. "Las reglas son las mismas que en el baloncesto. Las diferencias, se basan en que no hay dobles, que si te levantas de la silla te pitan técnica y que si das más de dos impulsos a las ruedas sin botar el balón es hacer pasos", ilustra. Le gustan los toros, "Es partaco sobre todo", y es "antibético". Cobra un sueldo de 150.000 pesetas. Se entrena, como sus compañeros, tres veces a la semana, en el Colegio Antonio Vicente Mosquete, de la ONCE. Disponen del mejor material: sillas de fibra de vidrio de 11 kilos valoradas en 400.000 pesetas.

Antonio Henares, a sus 38 años, es el espejo en el que se miran los más jóvenes. Está considerado el mejor del mundo: anota y rebotea como nadie. Siempre acaba los torneos como máximo en cestador. "Tengo una media de 25 puntos, que sería como meter 40 en el baloncesto tradicional". Ha jugado cuatro años en el Roma italiano. "Allí hay más intereses y las canchas se llenan con,8.000 personas, cuando aquí vienen sólo 200; y llevan publicidad hasta en las ruedas".