_
_
_
_
FÚTBOL: SEGUNDA DIVISIÓN B

El Moscardó no frena

Tras la derrota en Ferrol se reencuentra con la victoria

Al Mosca le empezaban a invadir las dudas. Dudas sobre sus caché y sobre sus aspiraciones. El domingo pasado viajó a Ferrol y regresó mustio, con cuatro dolorosos goles en la zamarra. Parecía aquélla una violenta manera de despertarle, de echarle del grupo de los elegidos. Incluso la afición se resistió ayer a acudir al Román Valero, temerosa de que dejara de volar su equipo, y sólo volaran, en retirada, sus ilusiones.Comenzaron los de Usera jugando al tran-tran, una postura lógica cuando el rival de turno muestra una disciplina casi militar. Fue Juan Carlos, como de costumbre, el que más hizo por difuminar la tiza de la pizarra gallega. A los tres minutos arrancó, furioso, esquivando rodillas y tacos. Centró mal. Pero asustó. Y fue suficiente para que el Pontevedra redujera ímpetus y durmiera el partido. Dormidito se quedó hasta que el Mosca sacó un córner y Vico fusiló con un cabezazo de esos que suenan. No era aquél un premio al buen juego ni nada por el estilo. Era una buena manera de aprovechar una ocasión en un partido sin ocasiones, con el Moscardó pensando y el Pointevedra desesperando.

Curiosamente, el gol le sentó peor al conjunto madrileño que a su enemigo. Y tan mezquina reacción pudo el Mosca pagarla cara por culpa de una jugada cavernícola: sacó en corto Rojas y recogió Luna, quien retrasó hacia Guti; éste intentó devolvérsela al portero y ahí apareció el gallego Mauro, que se la llevó, en solitario, con mucha puerta a la vista. Su entretenimiento acabó encontrando el guante del portero y la incredulidad del público.

De nada le valía al Pontevedra esconderse. Le tocaba dar la cara. Y la dio Pollo en un cabezazo, ya en la segunda parte, que sacó Rojas. Pudo marcar el mismo jugador en un mano a mano ocurrido en el minuto 54, pero se impuso la habilidad del meta madrileño.

El juego no tenía dueño; el resultado, sí. El Mosca estaba serio, huyendo a toda velocidad de adornos y de riesgos. Llegó entero a los últimos minutos, con Movilla respondiendo al sobrenombre con el que alguien le ha bautizado: "la perla de Usera". Y brilló hasta deslumbrar en aquel balón que lanzó a portería desde, el círculo central. El golazo lo evitó Lino.

El Pontevedra se estancó en un vulgar "quiero y no puedo" y el Mosca se fue arriba. Entonces llegó su segundo gol, en una jugada en la que se aliaron los dos mejores jugadores del partido: Valcárcel y Olivar. Los rojiblancos habían resuelto un difícil compromiso, como lo hacen los equipos de altura, con método y seriedad, suficientes argumentos como para seguir volando alto.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_