Libros de Viejo
Comprar libros de viejo es como cazar en mano. También hay gusto en cazar libros con ojeo los domingos nunca dejo de visitar una buena librería especializada en busca de textos, recién editados que me ha levantado alguna de esas reseñas tan cultas e incomprensibles de Babelia, que dejan al cazador de novedades con una indefinida sensación de inferioridad. Pero nada hay como, salir con la escopeta y el perro, a ver por dónde salta la liebre del ingenio o levanta la perdiz del espiritu.Quiero decir que en estos tiempos de turbación he preferido enfrascarme en lo que no hace mudanza. Como bien dice ese profundo científico que es Miguel Ángel Aguilar, no sólo hay que taparse la, nariz ante las cloacas del terrorismo de Estado por las que pretende guiamos El Mundo o ante las posibles marlversaciones de fondos reservados en el Ministerio del Interior que desentierra EL PAÍS. Tampoco hay que pensar que la inquietud mostrada en las Bolsas de Valores y la flojera de la peseta ante el marco alemán señalan el fin del mundo, ni siquiera el fin de la recuperación de nuestra economía. Las revelaciones periodísticas, sumarios judiciales, encarcelamientos, preventivos, dimisiones, demandas, eleccciones exigidas indican, no tanto que el edificio se tambalea, como que los mecanismos constitucionales funcionan. La corrupción es humana, el cauterio democrático. Las instituciones marchan y la vida sigue.
La turbulencia política influye en la marcha de la economía. El ejemplo más notable de estos tiempos es el de México. ¿Qué razón profunda había para que el peso mexicano se devaluara un 60 por ciento cuando la ratificación del Acuerdo, de Libre Comercio de. América del Norte parecía abrir una era de prosperidad para la República hermana? Sin duda resultaba insostenible su déficit corriente, un desequilibrio que podía aparecer en cualquiera de los tres miembros del pacto en cuanto la expectativa de libertad de comercio sacara a la luz las ventajas comparativas: para eso están los cambios flexibles. (¡Viva la Unión Monetaria!) La indefinición del Presidente Zedillo y sus dificultades en el Estado de Chiapas sirvieron de detonante. Sin embargo, México tiene por delante, tras la turbación, un futuro, halagüeño.
La situación política italiana, repercute en daño de su macroeconomía. La lira está cayendo más allá de lo que exige el equilibrio de sus intercambios internacionales, consiguientemente, el diferencial de tipos de interés entre el mercado secundario de la deuda italiana y el de la alemana crece, cuando Italia tanto necesita de ese instrumento para fianciar su déficit público. La reforma del Estado providencia se ha detenido por falta de gobierno. Las privatizaciones han vuelto al congelador. Pese a todo, el crecimiento de la economía real es el mayor de Europa, incluso más que el del Reino Unido, donde manera mucho más atenuada hay una contradicción entre el escaso prestigio político del Gobierno y la buena situación económica.
De esto no se deduce lo que, nos dicen los ministros españoles. El que la vida siga no exime de culpa a quienes sean y esponsables de nombrar corruptos para cargos públicos, o hayan traspasado ellos mismos, el límite de lo. legal. La indignación política de los ciudadanos españoles no puede despacharse como el histrionismo típico de un culebrón del estilo de los venezolanos o los brasileños: sí las sospechas de terrorismo de Estado o de malversación de fondos reservados se confirman, la medida de lo aceptable se habrá colmado y el presidente del Gobierno debería pedir al Rey que disolviera las Cortes Generales.
Pero tampoco es cierto que nuestra economía esté arruinada ni que la recuperación se haya convertido en crisis. No es imposible que a fin de año podamos consolarnos con una inflación de un 3,2% y un crecimiento bruto por encima del 3% anual. La inversión está creciendo positivamente y el consumo de estas Navidades es otra vez el de tiempos de bonanza. Si al final de las averiguaciones de los jueces, el Gobierno tiene que dimitir, ello no es una catástrofe, sino el juego de las instituciones. La política va mal, pero las cosas van bien.
En uno de los catálogos de librerías de lance que recibo en casa vi un libro del Conde de Romanones, escrito a raíz del golpe del general. Primo de Rivera y titulado Las responsabilidades del Antiguo Régimen. Llamé por teléfono y estaba disponible. ¡Pum! y al zurrón. En cambio, se me escapó la memoria de Rivas Cheriff sobre su cuñado Azaña, que tanto he deseado tener y leer. ¡Emociones inocentes! Les aseguro que no colecciono por coleccionar, sino por leer, excepto quizá esos pequeños libros de la colección Crisol de Aguilar, los crisolines, a los. que no puedo resistirme por lo recogido que son. Me puse a leer la triste historia de Romanones sobre el fracaso de la Restauración. Les aseguro que la España de hoy no se parece a la de Primo de Rivera ni la de Azaña.
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