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Entrevista:

"Por supuesto, ahora mi equipo es el Atlético"

El Estudiantes vive sumido en una contradicción: cuenta con el mejor jugador del baloncesto español, Alberto Herreros (25 años), uno de los deportistas agraciados recientemente con el Premio Siete Estrellas de la Comunidad de Madrid; y a la vez el equipo pasa por uno de los peores momentos su historia.Pregunta. ¿Cómo se explica esta con tradicción?

Respuesta. No sé. Yo preferiría que al Estudiantes le fuese mejor y yo me quedara sin premios. Aun así, estoy orgulloso.

P. Centímetros al margen, ¿qué diferencia a un baloncestista madrileño de cualquier otro vecino?

R. Exactamente, no hay diferencia. Sólo los centímetros. Y la profesión, porque nosotros trabajamos en lo que nos gusta. Ese sí es un privilegio.

P. ¿Conserva las mismas costumbres que antes de ser profesional?

R. Aunque lo intentas, nunca se hace la misma vida. Con mis padres vivía en el barrio de Fuencarral y ahora vivo en Majadahonda. El problema es que a los amigos de toda la vida los tengo allí y tengo que trasladarme para verlos. Pero sigo bajando a tomar cañas con ellos. Antes, a pie, y ahora, en coche. O sea, que me chupo los insufribles atascos de la carretera de La Coruña.

P. ¿Son más molestos con dos metros de altura?

R. La verdad es que lo paso bastante mal. Sobre todo en las horas punta. Llego a casa con la espalda y las rodillas hechas polvo. Mi coche es un R-19 que, aunque no es muy grande, me vale. Lo malo es cuando cojo el Twingo de mi mujer. Ahí sí sufro.

P. ¿Sabría decir a cómo está el kilo de garbanzos o el litro de aceite?

R. No tengo ni Idea. La verdad es que hago la compra, pero es mi mujer la que lleva la contabilidad.

P. Hace tres años, en la calle siempre se veía a grupos de niños jugando al baloncesto. Ahora juegan al fútbol.

R. El fútbol siempre ha tenido más arrastre, pero se siguen viendo chavales debajo de las canastas. El baloncesto no está en su momento de esplendor, pero tampoco anda tan decaído.

P. El que no juega es porque no quiere. Canastas hay, ¿no?

R. Está claro. En casi todos los parques hay un par. Incluso en Fuencarral, que parecía perdido de la mano de Dios.

P. ¿Y cómo usted, de Fuencarral, salió jugador de baloncesto?

R. Por casualidad. A mí me tiraba el fútbol. Pero fui a acompañar a un amigo para que se hiciera unas pruebas en el Colegio Menesianos [Parque de las Avenidas] y al que cogieron fue a mí.

P. Era simpatizante de algún equipo.

R. Antes era del Madrid, por tradición. Ahora, por supuesto, mi equipo es el Atlético. Es incompatible ser del Estudiantes y del Madrid. Y no sólo eso. Me tira más el Atlético porque su filosofía es similar a la del Estudiantes.

P. O sea, ¿ser del Estudiantes obliga a ejercer de antimadridista?

R. Un poco, sí. El Madrid es el equipo rival y no pega verlo bien. Es como ser del Barcelona y ser del Madrid a la vez.

P. Por eso se explica que el único resultado positivo de este año se produjera ante el Madrid?

R. Sí. Son partidos que no hace falta que nadie nos motive. Salimos a tope siempre. Contra el Madrid es cuando el Estudiantes juega realmente bien.

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