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Dos sentencias opuestas cuestionan la propiedad de ideas para televisión

En pocos meses, las tres cadenas nacionales, Antena 3 y Tele 5, se han visto envueltas en demandas por plagio. Primero fue Tele 5 quien demandó a A-3 por un proyecto de programa, Sí, quiero, que supuestamente copiaba Cartas de amor. El fallo le dio la razón a Tele 5, creando el precedente en España sobre los derechos de propiedad de un formato. Ahora, un nuevo fallo contradice al anterior: el Juzgado número 58 de Madrid ha dado la razón a TVE ante la demanda de A-3 por plagio de Ta tocao.

El fallo sobre No me lo puedo creer -espacio que usa la cámara oculta, igual que Ta tocao- señala: "La ley de Propiedad Intelectual no protege las ideas, y mucho menos las que no son originales".Según Javier del Olmo, presidente de Videozapping, la productora de No me lo puedo creer, "la demanda fue desestimada porque Antena 3 basaba la acusación de plagio sobre coincidencias tan discutibles como el uso de la cámara oculta, el público en el plató y el parecido de las presentadoras". Del Olmo reconoce que en España no hay apenas jurisprudencia y que al mal todo depende de quién juzgue. Un portavoz de Antena 3 prefirió tomarse la cuestión con humor, y dijo: "No nos podemos creer esa sentencia".

Hay cantidad de programas en nuestras parrillas que se parecen -eso es una evidencia-, llámense Te he pillao, Ta tocao No me lo puedo creer. Eso sí, todos con títulos diferentes, porque la ley sobre la propiedad industrial de títulos y marcas sí es un terreno claramente definido. Recuérdese el caso que enfrentó a TVE y a Tele 5 por el título Misterios sin resolver, que la cadena estatal tuvo que sacar a la postre con el título de Código uno.

Es mucho más difícil, sin embargo, dictaminar sobre si ha habido plagio en el caso de un concurso o un reality show, sobre todo cuando los conceptos de base son muy simples y, a veces, tan, antiguos como el mundo, o al menos como la televisión. Un ejemplo: en 1958, en la cadena norteamericana ABC, se emitía un. programa titulado Hazme reír, en el que cómicos profesionales y aficionados intentaban provocar la risa en los concursantes con un límite de tiempo: cada comediante tenía -un minuto para conseguirlo. ¿ Les suena? Y es que decidir en este terreno dónde acaba el plagio y empieza la variación es difícil.

Argumento simplón

En un episodio reciente de Murphy Brown, a un personaje le demandaban por plagio: había escrito una novela que se parecía, como una gota a otra, a una novela escrita 30 años antes (la historia de un niño, su abuelo y su caballo). El demandado resultaba al final inocente: el argumento era tan simplón que ambos autores habían llegado fácilmente a él en distintos tiempos.Pero cuando hay mucho dinero por medio, las cosas no están tan claras. Las grandes fortunas en televisión se han hecho generalmente á partir de viejas ideas, básicamente simples ahí está El precio justo, con 40 años de vigencia desde que se inventó, pero potencialmente adictivas. Hay empresas que, como la holandesa Endemol, propietaria del formato en litigio Cartas de amor (y de seis programas más en España, entre ellos Lo que necesitas es amor), han edificado un pequeño imperio. Por eso, el fallo a su favor en España sobre Cartas de amor fue una buena noticia para la empresa. Ahora, la sentencia de la demanda entre -TVE y A-3 replantea la cuestión.

Varios casos llevados a los tribunales han creado precedentes. El más notorio se produjo en diciembre de 1992, en Francia: se condenó a la cadena privada TF-1 a pagar por plagio unos, 700 millones de pesetas. El demandante, la pública France 2, emitía con éxito un reality titulado La nuit deshéros (nuestro Valor y coraje), basado a su vez en el norteamericano Rescue 911. Los creadores del programa fueron contratados en ese tiempo por TF-1, que sacó enseguida un programa de parecido sospechoso, Les marches de la gloire. Fueron inútiles las protestas de inocencia (y la apelación). La sentencia hablaba de "un intento de confundir a la gente con programas similares".

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