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CONMOCIÓN EN EL SECTOR DEL TAXI

Los taxistas colapsan el tráfico tras el asesinato de dos compañeros

Vecinos de Lavapiés protestan por la inseguridad y los robos constantes en el barrio

El asesinato a tiros y por la espalda de dos taxistas en pleno centro de Madrid en la madrugada de ayer provocó una auténtica sublevación entre sus compañeros. Los taxistas se movilizaron a continuación como si fueran coches patrulla de la policía -comunicándose entre sí con sus emisoras- en búsqueda del supuesto criminal, que fue detenido finalmente por la Brigada de Homicidios ayer en plena calle del casco urbano de Madrid (sus datos no fueron facilitados). Anoche prestaba declaración en la comisaría de Pontejos (junto a la Puerta del Sol). Los agentes, sin embargo, proseguían las pesquisas en busca de un segundo implicado.La investigación ha determinado que los disparos los dos sucesos se produjeron con apenas dos horas de intervalo y a menos de 850 metros de distancia- fueron efectuados por una misma persona: un hombre de pelo rizado que utilizó un arma corta de 6,35 milímetros de calibre y muy fácil de comprar en el mercado negro. La policía sólo estudia como posible móvil de estos sucesos el robo. El tráfico en la ciudad fue ayer un caos por las numerosas concentraciones de taxistas bloqueando las calles y plazas más céntricas para protestar por la falta de seguridad.

Varias líneas de la EMT tuvieron que desviar sus recorridos. Las empresas de taxis que envían vehículos por teléfono se negaron a prestar sus servicios -incluso de urgencia durante la jornada. Para hoy se prevé que la huelga finalize tras el entierro por la mañana de los asesinados. El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid llamaron a la normalidad y acordaron subvencionar en un 50% las mamparas de seguridad de los taxistas.

El primer asesinato se produjo algo antes de las 23.58 del domingo, en la esquina de las calles de Peña de Francia con Huerta del Bayo, en pleno barrio de Lavapiés. Un vecino alertó en ese momento al 091 de una agresión mortal a un taxista, que luego fue identificado como Felipe García Fernández, de Leganés, casado y padre de tres hijos.

García Fernández, nacido hace 51 años en El Tiemblo (Ávila), recibió a escasos centímetros de su nuca el impacto de una pequeña bala desde la parte trasera de su Peugeot 309 con matrícula de Madrid. El coche quedó detenido sobre la calzada y Felipe García falleció sin que sirviesen de nada las atenciones que recibió de los médicos de las ambulancias municipales (Samur). Ana María González, vecina del barrio, cruzó por esta calle unos 15 minutos después del tiro, a la vuelta de un cumpleaños, y presenció cómo los sanitarios intentaban sin éxito reanimar a Felipe García sobre los adoquines. Allí murió.

Un testigo facilitó ya en ese momento, con su declaración a la policía, algunas características del posible autor: un hombre alto, de alrededor de 1,80 metros de estatura, con el pelo negro y rizado, que vestía un chándal azul con rayas rojas. Este testigo comentó también a la policía que en la huida del asesino le escuchó pronunciar algunas palabras en árabe, lo que sirvió para especular sobre su presunto origen magrebí. Lo que no se ha precisado es a quién podía dirigirse el sospechoso al hablar en árabe, puesto que en ese momento ya huía.

Conatos de linchamiento a magrebíes tras difundirse supuestos datos del sospechoso

La zona del barrio de Lavapiés donde ocurrieron los asesinatos de los taxistas es. frecuentada por numerosos ciudadanos magrebíes. Los vecinos aseguraban ayer que, con las descripciones facilitadas, el número de sospechosos podía superar varias centenas de personas.

El delegado del Gobierno en Madrid, Arsenio Lope Huerta; el concejal de Seguridad, Carlos López Collado, y el alcalde de la capital, José María Álvarez del Manzano, salieron rápidamente ayer al paso para desmentir esa presunción sobre la nacionalidad del asesino. López Collado se manifestó muy molesto porque ante esa descripción del agresor (difundida por Efe, citando fuentes sanitarias), y ante algunas "demagógicas" intervenciones radiofónicas, varios ciudadanos intentaron tomarse la justicia por su mano y provocaron la actuación de la policía para evitar linchamientos.

Lope Huerta relativizó incluso la identificación facilitada por el testigo, tanto por el lugar de los hechos, una calle en cuesta, como porque aseguró haber visto al asesino de espaldas. La policía, por tanto, no se centra por ahora en una hipótesis concreta.

El segundo ataque mortal contra un taxista madrileño se produjo en la misma zona, sobre la 1.50 del lunes, apenas a 850 metros -callejeando a pie- del anterior suceso y con la misma pistola. Las circunstancias fueron también na y similares. El asesino volvió a subir en un taxi, y lo detuvo en las inmediaciones del número 22 de la calle de la Sombrerería -en ese céntrico barrio y muy cerca de la calle de Embajadores-, probablemente con la disculpa de abonar la carrera. En ese instante aprovechó la parada en una calle tan angosta para efectuar un disparo a corta distancia; en este caso, a la altura de la parte derecha de la sien del taxista Federico García Nogal, vecino del distrito de Villaverde.

García Nogal, de 48 años, natural de Guisando (Ávila), debió de morir prácticamente en el acto. Cuando llegaron las patrullas del Cuerpo Nacional de Policía y la Municipal y las ambulancias, nada pudieron hacer. Le encontraron ya tendido sobre el asiento del copiloto de su automóvil, un Opel Vectra.

La calle de la Sombrerería es conocida entre sus vecinos como la calle de la ONU, porque alberga residentes de todo tipo de procedencias. Muchos se quejan de la inseguridad, de las drogas y de los robos constantes en el barrio. La propietaria del restaurante Achuri ha colocado en la puerta el siguiente cartel: "No ha, dinero ni nada que robar". El quiosquero ya. no utiliza ni radio, porque afirma que se la han sustraído siete veces.

El delegado del Gobierno en Madrid, Arsenio Lope Huerta, aclaró, tras las primeras investigaciones policiales, que los rápidos disparos no dieron lugar a ningún tipo de forcejeo: "Estamos en presencia de unos crímenes que se produjeron con gran rapidez, y las víctimas no tuvieron siquiera la oportunidad de ofrecer resistencia".

La identificación del primer fallecido, Felipe García Fernández, fue muy confusa en las primeras horas, porque no se le halló. documentación. La cartera del segundo taxista asesinado se halló tirada en el suelo muy cerca de su automóvil, pero sin dinero, lo que sirvió para confirmar el móvil del robo.

En ambos vehículos se encontraron casquillos de la misma arma (uno percutido y otro sin disparar), de un calibre tan pequeño (6,35 milímetros de munición tipo Geco) como un balín, pero que a tan corta distancia resultan mortales. Este tipo de pistolas son las más frecuentes en el mercado negro.

El delegado del Gobierno aventuró ayer que en pocas horas o días se darán "importantísimos pasos en la resolución del caso". El concejal de Seguridad, López Collado, descartó una acción concreta del asesino contra el gremio del taxi: "Unos asesinatos tan irracionales podían haber tenido como víctimas a cualquiera".

En los últimos cuatro días se han producido tres asesinatos en Madrid. Además de los dos taxistas, el viernes murió apaleado Felipe Gómez Pérez, comerciante de Carabanchel. Le robaron 50.000 pesetas en su tienda de ultramarinos.

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