Pendientes de la calculadora
Subaru, mejor librada que Toyota en una primera jornada vibrante
David Richards y Ove Andersson vivieron las horas previas al comienzo del Rally del RAC pendientes de la calculadora. El primero es el dueño de Prodrive, la escudería que prepara el Subaru de Carlos Sainz; el segundo dirige el Toyota Team Europe, donde corre Didier Auriol. La victoria de sus pupilos también será la suya, sobre todo en Japón, país de origen de las dos marcas y escenario de la más feroz de las competencias. Las caras de Richards y Andersson fueron cambiando durante la jornada,En la rampa de salida, en la ciudad medieval de Chester, el patrón de Subaru mostraba la tranquilidad del que lo tiene casi todo perdido pero sabe que le queda una última oportunidad. Andersson, pese a haberse apuntado ya el título de marcas, reflejaba la tensión del que va delante pero teme no concretar su predominio.
El guión señalaba que a Auriol le bastaba quedar entre los cuatro primeros para llevarse el título mundial de pilotos. La misión se presentaba asequible. Sobre todo si el piloto francés era capaz de completar la carrera sin incidentes. Andersson disponía incluso de la ventaja de poder dictar órdenes de equipo para. que Juha Kankkunen, pentacampeón mundial y favorito en" el Reino Unido, no se interpusiera entre Auriol y el campeonato.
Los cálculos para el francés eran claros. En el peor de los casos podía dejar delante a Sainz y hasta al segundo piloto de Subaru, Colin McRae. También a uno dé los pilotos de la armada Ford. Y si no ocurría nada extraño, la teoría era de fácil cumplimiento.
Para Sainz, antes de empezar, los números eran una tortura. Sólo podía ser campeón si vencía y Auriol no estaba entre los cuatro primeros al final, si él acababa segundo y el francés se clasificaba peor que octavo o, por último. si era tercero y su rival no lograba plaza entre los 10 primeros. En realidad, la situación era sencilla: todo estaba a expensas de un problema de Auriol.
A las 11.57 todo cambió, la expresión de Andersson y Richards varió, las previsiones se rompieron y el ejercicio de calculadoras anterior al rally perdió vigencia. En un escenario magnífico los jardines del castillo de Chatsworth-, bajo una fina y persistente lluvia británica, 20.000 espectadores apostados alrededor del castillo vieron aparecer el Toyota número 6 de Auriol mucho más despacio de lo que lo esperaban, casi agonizando. Tres curvas antes , Occelli, el copiloto de Auriol, tardó un segundo más de la cuenta en avisar a su jefe de una cuneta peligrosa Y el mal fue inevitable. En esa curva, en esa suspensión quebrada, se fundieron buena parte de las ilusiones de Auriol y crecieron las esperanzas de Sain. Sus caras, como las de sus jefes, Richards y Andersson, serán. diferentes hoy en la salida de la segunda etapa.
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