El Barça sobrevive en Anoeta
La Real Sociedad dominó a los azulgranas durante todo el segundo tiempo
Barcelona y Real Sociedad malgastaron sus oportunidades para adueñarse del partido tras una disputa tenaz que ofertó a ambos sus posibilidades de victoria para concluir en un empate que no disgustó a ninguno de los contendientes.
La Real, corno Toshack, se toma los partidos frente al Barça a pecho. La sigilosidad con que se comporta durante la semana conduce a una colonización del centro del campo donde se hace difícil manejar incluso un triciclo . El Barça detenta la cátedra del manejo de balón en estrechos pasillos, pero en los apuros apela. a la zurda de Koeman para distorsionar el atasco. Ayer Cruyff prescindió del holandés y su defensa se manifestó incómoda, incapaz para las decisiones rápidas y temblorosa ante el ruido de fondo realista.
El Barça se confió a las operaciones de diseño. El fútbol, por voluntad de unos y otros, se redujo a una franja escuálida del terreno en la que decide la velocidad de las ideas y el ajuste de la bota. En tal disputa, el Barcelona, aún renqueante, dispone de mejores argumentos. Poco importaba que Ferrer, Bakero y Amor perecieran en su trato con el balón. Romario y Stoichkov saldaban la deuda siguiendo las instrucciones de Guardiola. Tras dos controversias del búlgaro con el gol (un poste y una pifia) llegó el tanto del brasileño.
El partido, sin embargo, ofertaba vibraciones aunque Romario mantenía la pierna fría. He ahí la primera diferencia significativa del partido: el tacto puede ser más decisivo que la estrategia o la disciplina. Pero también la voluntad.
El gol clarificó el partido y aclaró la mente de los oponentes. La Real, ya sin complejos, destapó sus posibilidades al impulso de Karpin e Imanol, pero a cambio el Barça encontró una pradera donde intentar sus correrías.
Tras una salida briosa de los realistas, que erraron una oportunidad clamorosa de Karpin, el Barça aceptó el toma y daca precediendo un espectáculo entretenido, plagado de buenas ideas y algunas incorrecciones estilísticas. En la vorágine, la Real construyó su fortaleza. Atenazó al centro del campo blaugrana, desquició a su defensa y a goleadas rebuscó el gol a espaldas de la defensa barcelonista.
Entre todas las opciones disponibles, el marcador se inclinó por la más justa. El Barça mantiene una cierta continuidad con su estilo singular de temporadas anteriores, pero le pesa el área y ello le conduce a una cierta mediocridad. Ayer la Real Sociedad, partiendo de la humildad, acabó tuteándole en la estrategia y en la habilidad. Pero lo cierto es que ambos equipos construyeron un partido edificante, sin grandes destacados y fruto de la colectividad más que del ingenio, aunque el marcador sea cosa de los más aventajados. Kodro y Romario no defraudaron las expectativas. El resto fue puro ardor, sacrificio y algunas dosis de inteligencia de ambos equipos que concluyeron satisfechos con su obra particular.
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