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ELECCIONES VASCAS

Jáureguí asegura que el 'radicalismo' del PNV y del PP le dejan como único defensor de la autonomía

Javier Rivas

JAVIER RIVAS. Para amarrar todos los votos posibles, los partidos vascos han resucitado en apenas 72 horas la línea divisoria entre las comunidades nacionalista y españolista (o no nacionalista) en Euskadi. Los peneuvistas han recurrido a su discurso más radical, mientras el PP enfatiza que lo importante no es mucha o poca autonomía, sino los problemas reales de los vascos, y hace guiños al antinacionalismo de Unidad Alavesa. Los socialistas y su candidato, Ramón Jáuregui, consideran que ese escoramiento de ambas formaciones les deja a ellos libre el espacio del centro y el papel de defensor de la actual autonomía.

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El PSE va a volcar su discurso en que el suyo es el único proyecto lógico de construcción de Euskadi y de solidaridad progresista. En ese contexto, los socialistas han buscado romper la división entre nacionalistas y no nacionalistas incluso con gestos simbólicos antes poco frecuentes, como el que sus oradores inicien algunos de sus mítines en euskera.Vistas las últimas encuestas, Jáuregui se esforzó ayer en dejar claro que todo está abierto y que los peneuvistas no tienen en ningún caso ganados los comicios, lo que da alas a su optimismo de ganar el día 23 y "liderar el proceso de formación" del nuevo Gobierno. El candidato socialista especificó en una rueda de prensa que no quiere hablar más de coaliciones en esta campaña, reconociendo implícitamente que pueden desmotivar al electorado declaraciones como las que él mismo hizo el viernes sobre una nueva cohabitación con los peneuvistas.

El PNV ha convertido lo que va de campaña en un remedo de sus Alderdi Eguna, el día del partido en las alavesas Campas de Salburúa. La formación de Xabier Arzalluz ha reservado al lehendakari Ardanza el papel más institucional, mientras Arzalluz; el consejero de Interior, Juan María Atutxa, o el portavoz Joseba Egibar, azuzan el espíritu de sus votantes más opuesto a los de fuera. Un discurso en el que es imposible que un socialista ame al País Vasco y los políticos que llegan de Madrid a hacer campaña son "carteristas". Los peneuvistas intentan que el 23-O avance lo más posible en la reunificación de la familia nacionalista.

Los de Carlos Garaikoetxea, candidato a su pesar, intentan no verse laminados por esas apelaciones peneuvistas a un electorado común, y repiten su exigencia de que todos los partidos de ámbito estatal reconozcan el derecho a la autodeterminación.Los populares han mostrado estos días que su interés primordial es desbancar al PSE en la hegemonía del voto no nacionalista y, hacer de estos comicios un escalón más en la carrera de José María Aznar hacia La Moncloa. "Todo el discurso del PP va contra mí para que eso tenga una repercusión en la política española, y se están equivocando de enemigo", se quejaba ayer Jáuregui. Jaime Mayor Oreja, el candidato del PP a Ajuria Enea, echa mano de una palabra que Julio Anguita puso de moda: rectificación. Lo importante no es si se profundiza o no en la autonomía, sino si ésta resuelve de verdad los problemas de los vascos. Y se debe rectificar la política seguida hasta ahora por el Gobierno de coalición para que Euskadi funcione. Mayor Oreja lanzó ayer un requiebro a Unidad Alavesa (UA) para aunar esfuerzos. "UA no es nuestro rival, y podíamos estar trabajando juntos en vez de pegándonos, con un marco estable de funcionamiento", dijo el candidato conservador en Vitoria, informa Pedro Gorospe. El PP reconoce así que está compitiendo con UA por un electorado muy similar: el del antinacionalismo. Competencia que ha llevado al líder de los regionalistas alaveses, Pablo Mosquera, a decir que espera que el PP obtenga el peor resultado posible".

Un capital de votos que ronda las 100.000 personas está huérfano desde la fusión de Euskadiko Ezkerra (EE) con el PSE. Un más que atractivo botín del que esperan sacar rédito los dirigentes de IU-Ezker Batua. De ahí que Javier Madrazo vaya a contartoda la próxima semana con el respaldo de Julio Anguita y de otros líderes nacionales de la formación. Además, IU basa sus esperanzas en que el desgaste por los casos de corrupción y sus críticas a la política económica de los dos Gobiernos -el de Madrid y el de Vitoria- terminen restando también votos a los socialistas.

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HB se ha lanzado a una campaña endogámica, en que más que cualquier voto nuevo busca cerrar la sangría de apoyos que sufrió en las pasadas generales y, sobre todo, en las europeas del 12-J. En la mejor tradición del abertzalismo radical, HB ha convertido su campana en una marcha por la paz y la democracia desde Navarra hasta San Sebastián con la que intenta demostrar que es una fuerza imprescindible para el fin de la violencia

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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