Noches de Moscú
El destino del ajedrez mundial está ahora en las mentes de dos hombres cuyo odio mutuo no les impide pactar en caso extremo: Gari Kaspárov y Florencio Campomanes;. ambos rivalizan en inteligencia, poder y escasez de escrúpulos. Sus- peones en la batalla electoral -el griego Makropoulos y el francés Kouatly, respectivamente- son conscientes de que la verdadera guerra se libra detrás del telón.Esa pugna estará ambientada en las noches de Moscú para suceder a un presidente carismático, astuto y escandaloso. En el terreno de las verdades a medias y del quiebro dialéctico, Kaspárov apenas le llega a la suela del zapato. Sin embargo, Campomanes jugará con las piezas negras en una partida inversa a la que se disputó en 1985, cuando Kaspárov tuvo que conectar su enchufe con el número dos del Kremlin, Alexánder, YákovIev, y con el presidente del KGB en Azerbaiyán, Guéidar Alíyev, para que éstos neutralizasen la presión que el Comité de Deportes de la URSS ejercía a favor de Kárpov sobre el filipino. Éste se hizo acreedor del apelativo Karpomanes pero transigió con la cancelación sin vencedor del primer duelo entre las dos K, a pesar de que la sugerencia inicial era destruir la carrera de Kaspárov.
Ese favor, ejecutado en la rueda de prensa más escandalosa de la historia de la URSS, fue recompensado por los burócratas del Kremlin con una gran mejoría en el trato otorgado al filipino. En su siguiente viaje a Moscú, Campomanes disfrutó, entre otros placeres, de la mejor suite del Hotel Nacional -frente a la Plaza Roja, bien surtida de caviar y vodka-, de un coche con chófer y de tomar la sauna a. menudo con viceministros. Fue entonces cuando el judeo-armenio Kaspárov se proclamó campeón del mundo, para disgusto de Campomanes y de sus anfitriones.
Las noches de Moscú serán ahora muy distintas. Kaspárov, que ha aprendido mucho del presidente de la FIDE sobre maniobras de pasillo, utilizará su vara alta para la compra-venta de votos. Pero el filipino, que se sabe de memoria el nombre de los delegados de los 153 países, será difícil de batir. En ese proceso, el campeón de la PCA hará un alto para reflexionar: si ve que Makropoulos no es útil, negociará con Campomanes bajo su propio lema: el fin justifica los medios.
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