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Entrevista:LAS INSTITUCIONES DE BRETTON WOODS

"Finalizan siete años de vacas flacas"

Antonio Caño

Será en las reuniones de Madrid en las que los países miembros del Fondo Monetario Internacional deberán dar el sí o el no a una de las propuestas que con más empeño defiende el director-gerente del organismo: una nueva emisión de derechos especiales de giro sobre la que no hay, ni mucho menos, unanimidad. Sin embargo, Michel Camdessus cree que es un magnífico momento para que el FMI vuelva a emitir su moneda, y ayude así a los países que tienen problemas de reservas de divisas.Pregunta. Usted llega a Madrid con la bandera de una nueva emisión de derechos especiales de giro. ¿Por qué lo considera tan importante en este momento?

Respuesta. Es que realmente me parece que las circunstancias hoy día son particularmente favorables para que utilicemos este instrumento. Nunca en los últimos 30 años la necesidad de un apoyo fuerte de la comunidad internacional a países con inmensos desafíos, como los países del Este, los países en desarrollo, ha sido tan patente. Nunca el riesgo inflacionario ha sido tan limitado en la historia de los derechos especiales de giro. Y nunca la necesidad de mantener este instrumento, o de desarrollar su uso para atenerse al compromiso que hemos tomado de hacer de éste progresivamente el activo mundial de reserva más importante, ha sido tan obvio. O sea, que me parece que, aunque haya dificultades, aunque les cueste a algunos abandonar posiciones dogmáticas sobre este asunto, me parece que en Madrid podemos tener una decisión favorable.

P. ¿No teme que esto tenga consecuencias inflacionarias?

R. De ninguna, manera. Nuestra propuesta de 36.000 millones de derechos especiales de giro (50.000 millones de dólares) puede ser, incluso, demasiado moderada. Mi propuesta cubre menos del 10% del crecimiento previsto de la demanda de reservas mundiales en los próximos cinco años.

P. ¿Piensa usted realmente que hay falta de liquidez internacional?

R. Pienso que hace falta impulsar y sostener la recuperación económica. A fines de 1993, uno de cada tres países en desarrollo y uno de cada dos países en transición mantenían reservas equivalentes a menos de ocho semanas de importación. Las únicas dos opciones que les quedan para mantener niveles adecuados de reservas son tomar préstamos caros en el mercado -en los pocos casos en que el mercado acepta concederlos- o comprimir la demanda interna y las importaciones, es decir, más miseria y estancamiento.

P. ¿Cree que éste va a ser el tema clave de la reunión de Madrid?

R. Uno de los temas. El otro tema al cual le doy yo muchísima importancia es el de cómo no repetir los errores de los últimos 10 años en un momento en que la economía mundial repunta y estamos empezando una nueva fase de expansión. Le doy aquí una información que aún no se ha publicado. Verá usted que nuestra previsión para el año 1995 del crecimiento general de la economía mundial es la más alta desde hace siete años. O sea que parece que finalizan siete años de vacas flacas, como en el sueño de José. El problema es que si queremos ir a siete años de vacas gordas es indispensable que utilicemos bien esta recuperación y que evitemos continuar con los disparates de los años de la última recuperación, donde nos olvidamos, por ejemplo, de corregir los déficit públicos que nos dejaron, en el momento más importante de la crisis, sin capacidad de maniobra. Hay que reconstituir los márgenes de maniobra. Hay que aprovechar lafase de recuperación para reducir las rigideces estructura les. Hay que evitar que la parte del paro que tenemos ahora que es debida a la recesión no se transforme durante los años que viene en paro estructural, de tal forma que cuando empiece la nueva fase negativa tengamos una parte del paro estructural aun más importante que al principio de la última. Esto es un problema importantísimo, y es por eso que en Madrid vamos a pedirles a los ministros concentrarse real mente en esto. ¿Cual puede ser la utilización más sabia, más prudente de estos años favorables que tenemos delante de noso tros?. Éste es uno de los dos temas que más nos preocupa.

P. ¿Cree usted que algunos de los problemas que amenazan la recuperación se pueden reducir si Estados Unidos consigue ver daderamente asumir su papel de locomotora de la economía mundial?

R. Yo no comparo ya la economía mundial a un tren con una sóla locomotora. Es una economía globalizada que no puede funcionar bien si no tiene varias locomotoras en varias partes del conjunto, propiamente coordinadas gracias al dinamismo y a la manera en que estos países han aplicado en sus políticas las buenas orientaciones del FMI. Hemos descubierto en 1993, un año de recesión mundial, que habíamos creado locomotoras, que son los 40 países en desarrollo que crecen entre un 6% y un 8% al año, y que han permitido en 1993 que haya crecimiento del comercio internacional y crecimiento de la economía mundial cuando las economías industriales estaban en recesión. O sea que tenemos que mantener en buena condición esa otra locomotora. ¡Claro que necesitamos el motor de la economía norteamericana! Pero también necesitamos que las economías europeas redescubran más fuentes autónomas de dinamismo. Para eso tienen que atacar estos problemas que acabo de mencionar en lo que se refiere a las cuentas públicas y también en el ámbito estructural.

P. ¿Teme usted que la subida de los tipos de interés a largo plazo amenaza la recuperación?

R. No, pero es una llamada de atención. Es muy importante que las acciones en política monetaria ocurran antes de que las presiones inflacionarias empiecen a crecer.

P. ¿Cree que los países desarrollados tienen que replantearse más profundamente el estado de bienestar?

R. El bienestar no es un concepto absoluto, es un concepto relativo. Pienso que hay que luchar permanentemente por mejores condiciones de vida -salud, educación, seguridad social- sin perder de vista la viabilidad del sistema económico en que nos toca vivir. Esto no es compatible con elementos de rigidez absoluta o inmovilismo en cualquier terreno de la vida económica o social.

P. ¿No considera usted que el FMI debía buscar la colaboración con movimientos ecologistas, organizaciones no gubernamentales y grupos similares, en lugar del enfrentamiento de los últimos años?

R. ¿Pero quién le dijo a usted que mantenemos un enfrentamiento con esas organizaciones? Al contrario, estamos abiertos al diálogo y a la cooperación, y actuamos permanentemente en ese sentido.

P. ¿No cree que la costumbre de que el G-7 (los siete países más ricos del mundo) se reúna siempre en vísperas de la asamblea del Fondo Monetario condiciona los acuerdos de este organismo?

R. Eso es una simple conveniencia de lugar y momento. La Junta de Gobernadores reúne a los representantes de 179 países, y los siete solos no tienen votos suficientes para decidir por los demás.

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