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FUTBOL SEGUNDA DIVISION B

El Móstoles se ríe de los ricos

Paupérrima imagen del Las Palmas, uno de los favoritos

Un sólo jugador de la U.D. Las Palmas, Félix Sarriugarte, va a cobrar esta temporada más dinero que la totalidad de la plantilla del Móstoles. Es lógico. El conjunto canario es rico; el madrileño, pobre. Y tan pobre es, que ni siquiera pudo recibir a su ilustre visitante en su propio estadio. Se tuvo que ir a la vecina Alcorcón.Y allí, en la tupida hierbecila del estadio de Santo Domingo, el Móstoles le arreó una patada de cuidado a eso que llaman lógica del fútbol. Y lo hizo, además, como debe ser, aliándose con la justicia. El ricachón canario acabó pálido como su camiseta. Le pasó por encima una apisonadora.

La moda iniciada por el madridista Zamorano el sábado en Sevilla, que saca de centro y al primer pestañeo la pelota ya está en la red, fue seguida con tremenda disciplina por el canario Verona, que cantó el primer gol del partido a los 18 segundos. Hasta el más optimista de los aficionados mostoleños pensó que tocaba ahogarse en un anunciado chaparrón.

Pero enseguida escampó. La defensa canaria dio todo un curso de dadivosidad y los encorajinados jugadores madrileños no rechazaron tamaño apego al noble arte del regalo. Sólo lo hicieron en un penalti fallado por Blanco. Manolo ayudó en el gol del empate, y sus compañeros Xavier y Socorro no quisieron dejarle en mal lugar.

En la segunda parte el Móstoles se limitó a guardar lo que ya tenía, mientras el desquicie del Las Palmas crecía por momentos. Pozanco detuvo sin mayores problemas el peligro, es un decir, que llegó a su portería. Los de Escudero limitaron sus ataques a las correrías del melenudo Pablo. Y Sarriugarte, el único isleño que intentaba incordiar, bastante tenía con su particular lucha con el césped. Quien sabe si porque se ató mal las botas o porque se empeñó en pisar las zonas menos nobles del campo, el caso es que visitó el suelo, sin entradas que lo provocaran, con una asiduidad fuera de lo común.

La última jugada del choque demostró la ruina que invadió al millonario conjunto canario, que cuenta con un presupuesto cinco veces mayor que el del Móstoles. Una falta en el centro del campo. Alexis fue a botarla, pero se arrepintió; Edu García le sustituyó en tan difícil empeño, pero algo le retrajo. Ningún compañero se movía. Ayer, en Alcorcón, sólo se movió un Móstoles tan hambriento que se comió al gran favorito de la categoría.

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