COLGADO DE LAS PAREDES
A los 30 años creía que con 50 iba a tener listos los papeles del asilo. Lo suyo no son las artes adivinatorias. Aquí sigue en el escenario el mismo Serrat de antaño, con esa banqueta-amuleto de la que no se ha separado desde los inicios de su carrera, medio siglo intenso a sus espaldas y una energía que muchos quisieran. En su nuevo disco dice que Nadie es perfecto, pero viéndole no se comprende tanta modestia. Mañana en una entrevista en El País de las Tentaciones asegura que él está donde siempre, que son otros los que han cambiado y que pasa de modas, pero no de modos. Su nombre se asocia a una guitarra, a una voz, a un estilo de contar historias. Su rostro aparece estos días colgado por las paredes de toda España. Joan Manuel y su mundo están de gira.-
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