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EE UU se esmeró en su triunfo final

Rusia, que destronó a Croacia, se dejó aplastar en la despedida

La NBA puede estar tranquila y volver, con toda su parafernalia incluida, hacia los cuarteles de invierno. Su segunda incursión en el territorio FIBA se ha saldado como la primera, con la medalla de oro y el reconocimiento mundial de que como dice uno de sus eslóganes, "there,s nothing like the NBA" (no hay nada como la NBA). El sucedáneo de Dream Team con el que intentó alargar la bicoca deportiva, económica y de imagen, que supuso la conjunción de Magic, Jordan, Bird y compañía, ha cumplido el primer objetivo, subirse a lo más alto del podio. Pero ha fracasado en su intento de lograr un lugar en el Olimpo junto con aquella irrepetible plantilla. Ni en calidad ni en educación, aunque en la final tratara de paliarlo con una actuación exquisita, incluso lanzando regalos a las gradas.De todas formas, los equipos de ensueño no abundan, y el único que estaba en Toronto era el norteamericano. Se elucubró con una alternativa europea, Croacia, pero no dio la talla en las semifinales, arruinando un encuentro esperado. No hubiese cambiado mucho la película, pues el comportamiento de EE UU en la final fue inmisericorde. A Rusia, feliz con la medalla de plata en el bolsillo, no le quedó otro remedio que aguantar el enorme chaparrón que le cayó desde el primer minuto.

K. Johnson, Dumars, Miller, Coleman y Kemp salieron como auténticas locomotoras humanas. Luego llegaron Shaquille, Price, el otro Johnson y todo el resto. Había sitio para que todos se luciesen. Parecía que las canastas valían más de lo normal, única forma de explicarte la velocidad con la que aumentaba el casillero americano. En 4 minutos habían metido 20 puntos. Tardaron 11 tiros en fallar el primero, llegaron a 40 puntos antes, del minuto 10, alcanzaron los 60 cuando los rusos ni siquiera llevaban 25 y se fueron a descansar con un 73-40 muy diferente al resultado acaecido en el partido del grupo semifinal, donde Rusia mantuvo el tipo hasta bien entrada la segunda parte. El partido no se había terminado. Es que nunca había existido.

Veinte intrascendentes minutos después, terminaba un Mundial al que dentro de unos días le quedarán ya pocas cosas para el recuerdo. No se pudo celebrar el deseado encuentro entre EE UU y Croacia, donde se pudiese comprobar los progresos de la avanzadilla europea en la NBA. Rusia fue merecidamente segunda y se perfila como la próxima dominadora europea. Grecia hizo lo que a todos nos hubiese gustado que hiciese España. Se ha ido Gallis, Iannakis tiene 35 años, pero tiene una capacidad competitiva y un orgullo que la mantiene en los lugares de relevancia. Del quinto lugar para abajo, poco más que la constancia de Australia y la alegría por el juego que siempre aporta Puerto Rico.

En cuanto a jugadores, Shaquille O'Neal fue el mejor y supo sacar a su equipo de los pocos apuros que padeció. Koinazec destacó en un equipo croata en el que Kukoc no estuvo inspirado y Radja jugó demasiado para él mismo. Rusia, además de Bararevich y Babkov, tiene un diamante, el número 7 Kissurin. Fassoulas jugó el torneo de su vida y Andrew Gaze se anotó una vez más el título de máximo encestador del torneo.

El fracaso croata

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