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Entrevista:

"La muerte de Lucrecia es una clara evidencia de racismo"

Medio oculto entre una suerte de libros de torturas y otros asuntos relativos al derecho penal, tiene un viejo sombrero negro sin estrenar por motivos de talla, que fue, como el primero, un regalo hecho y recibido con cariño. Jaime Sanz de Bremond y Mayans nació en Barcelona en 1954. Sus intervenciones en casos de triste celebridad, El Nani Corroto, Lucrecia Pérez, reciben el calificativo de shows por quienes le tachan de peliculero letrado a la americana. Fue chico del Preu en el País de Gales, preso común, diana del sadismo encarnado en el policía de alias Billy el Niño, y objetivo de los GAL. Frente a la tortura o junto al refugiado, sigue recaudando conciencias, un bien tan huérfano como escaso.

Pregunta. Obligado a ganar, defendiendo causas perdidas.

Respuesta. A veces imposibles. Juan Manuel Hernández Rodero y otros compañeros sentamos por primera vez en el banquillo a funcionarios de prisiones (Herrera de La Mancha) y nadie daba un duro por nosotros. Igual en el tema El Nani, son causas donde la Administración de justicia es aún lenta porque acusas a personas con impresionantes resortes de poder. Pero te sorprendería saber cuánta gente quiere acelerar su divorcio antes de las vacaciones. En el despacho llevamos muchos asuntos, a excepción de fiscales.

P. ¿Por qué?

R. En mi opinión, es la rama menos jurídica del derecho, igual que la penal es la más dura, pura y creativa. Ser abogado fiscal exige unos conocimientos de contabilidad de los que quiero seguir careciendo.

P. Acuden a usted con confianza casi ciega.

R. Supongo que es una especie de cadena que me impone una tremenda responsabilidad. La angustia de la madre de un desaparecido es específica y terrible. La he vivido con los familiares de un soldado que pretendían dar por desertor, con el propio El Nani. Vienen a mí y me, dicen: "Sé que está muerto, pero necesito esa certeza para pasar la página, llorar y poder dormir".

P. ¿Qué opina de los programas le televisión con funciones, similares?

R. No me gustan absolutamente nada y he declinado las reiteradas invitaciones recibidas para asistir. Explotan el morbo con el único objeto de venderlo.

P. ¿El caso de Lucrecia Pérez ha sido muy duro?

R. Siempre que hay menores por medio, lo es. A nadie le gusta acusar a un chaval de 16 años, comprobando que, además, fue el inductor. Ha sido tremendo abordar un caso donde se refleja la parte más cruda de la sociedad, comprobar que los españoles somos muy racistas, aunque Luis Roldán proclamara que sólo fue producto de una noche de alcohol y porros.

P. Fuera del despacho, no verá usted siempre el lado malo de la vida.

R. No, si fuera así, no lo aguantaría. Ir a Carabanchel, por ejemplo, se me hace durísimo, pero mi trabajo me entusiasma.

P. ¿Cómo se defiende de las, acusaciones de pequeño burgués?

R. No me defiendo. Mi origen no es humilde, pero tampoco voy a avergonzarme. No admito que se califique a nadie por su condición social.

P. También le enerva la competencia entre Madrid y Barcelona.

R. Me enfurece. Ambas deben disfrutarse como ciudades distintas que son.

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