Arriba y abajo
Ninguna cadena mantiene el mismo volumen para la publicidad y el programa que emite en ese momento
Adormilado en el sofá frente a la televisión, el espectador pega un respingo y renueva su atención ante lo que se está emitiendo. El programa se ha interrumpido para dar paso a la publicidad y el volumen ha sufrido un leve -o fuerte- incremento. "La publicidad está más alta", refunfuña. Tal vez achaca la sensación a una alucinación sonora que le predispone contra los anuncios y le obliga a apretar los botones del mando a distancia para sumirse en unos minutos de zapeo. Pero no son imaginaciones suyas: algunas cadenas emiten a mayor volumen los avisos publicitarios respecto al programa en el que han sido insertados, como se ha podido apreciar tras varias mediciones realizadas con un audímetro profesional a lo largo de una semana.Al comienzo de la medición, el sábado 18 de junio, los cambios detectados en los valores medios en decibelios no parecían muy graves. De 60 dbs (pronúnciese debés) de media en un programa, por poner un ejemplo, se pasaba en la publicidad a 64. Para un lego en materia de sonido puede no ser mucho, pero resulta que la relación que guardan entre sí estas medidas de volumen sonoro no es aritmética, -sino logarítmica, de manera que cada tres decibelios el volumen ¡se ha duplicado! Durante la emisión el domingo por la tarde de Melrose Place, en Tele5, la boda de Allison y Billy se veía inesperadamente interrumpida a una media ponderada de 62,8 dbs, mientras que el primer corte publicitario apuntó 70,5. Como ya había suficiente tensión con lo que ocurría en la serie, se conoce que la publicidad no quería pasar desapercibida. El pico de volumen máximo, sin embargo, se mantuvo parejo: 86,0 para el programa y 87,7 para la publicidad.
La excepción
Tampoco la relación de volumen se mantiene de unas cadenas a otras. Se lleva la palma Antena 3, cuya emisión siempre supera en decibelios a las otras emisoras, y además se alza con la bandera de la excepción, porque en ninguna de las mediciones la publicidad superó al programa, quedando casi siempre por debajo del mismo. Como botón de muestra, El juego de la Oca, ante el cual ningún espectador podrá quedarse adormilado porque se recibe a casi el doble de volumen que sus competidores en otras cadenas: 71,3 dbs frente a los 66,8 y 61,5 obtenidos al medir Las tribulaciones de un chino en China, película emitida por la autonómica Telemadrid en la misma franja horaria. Eso sí, ambas cadenas bajaron sus volúmenes para dar paso a la publicidad. En Antena 3 se registraron 69,3 dbs y en Telemadrid, 59,7.
Pero no siempre es así. En la tarde del domingo, mientras Tele-5 abrumaba con Melrose... y TVE-1 emitía la película La Espada de Damasco con mediciones de hasta 67,8 dbs cuando la música acompañaba el baile insinuante de una de las protagonistas frente al hechizado Rock Hudson, y de 64,5 en momentos más tranquilos, el filme Loco crucero de verano de Antena 3 acompañaba la hora de la siesta con unos tranquilos 62,6 dbs que, como siempre, bajaban un poco para la publicidad: 59,2 y 61,0. Esa tendencia antenatresiana a dar la publicidad por debajo del programa emitido se confirmó en nuevas medidas en diferentes horarios: por la noche de nuevo, el lunes, con Encantada de la Vida (68,4 dbs frente a 65,6); a mediodía con el Príncipe de Bel A ir, el martes (69,4 a 68, l), e incluso las noticias ese mismo día (59,3 a 56,9).
Los que suben
Pero son más quienes suben la publicidad. En cabeza, para sorpresa del observador, La 2. El documental del jueves -El mundo natural- era recibido a 65,6 dbs, incluidos los disparos del Ejército inglés en el hábitat costero, mientras que la publicidad subía casi al doble, es decir, tres más: 68,2. Parecidas mediciones se habían alcanzado el lunes mientras Silvia Munt meditaba sobre el valor de los recuerdos en La Plaza del Diamante: de 58,2 pasé a 62,4 y 64,8. Este último incremento ocurrió después de la publicidad de la propia cadena, en un segundo bloque con anuncios de empresas muy fuertes, tal vez por casualidad. Tan sólo durante la emisión de los dibujos animados Los Trotamúsicos, el martes por la tarde, el programa fue por encima de la publicidad (69,5 frente a 64,8). Al día siguiente, el enloquecido Beetlejuice volvió de nuevo a estar un poco por debajo de los anuncios: 66,4 a 68,4.
Tele 5 y Canal + suben ligeramente el volumen para la publicidad, tanto ajena como propia. El lunes, los misterios de Expediente X entraban en casa a un volumen de 58,0 y 61,3 dbs, mientras que los anuncios llegaban con 62,9 y 64,8. Dos vecinas se enfrentaban sin acritud, el martes a mediodía, en Veredicto con 58,9 dbs, mientras la publicidad subía discretamente también a 59,3 y 59,6 dbs. El miércoles por la noche, en Canal +, la película codificada Antonia y Jane llegaba a 57,4 y 55,6, mientras la publicidad que separaba su emisión de la de Jugando en los campos del Señor había subido algunos decibelios: 58,8. En la serie del martes de Canal +, en emisión abierta, las mediciones dieron 61,2 y 63,0 frente a 63,9; casi igual, pero un poco más alto el volumen de los anuncios.
Sin saber a qué carta quedarse está la autonómica Telemadrid, que unas veces sube y otras baja la publicidad respecto al programa, quedando la conclusión de las mediciones un tanto al arbitrio de la casualidad.
Y, para ejemplo de paridad, el popular Quién sabe dónde. Sacrificado esa semana al miércoles por culpa del fútbol (que siempre y en todas las cadenas se emitió a más volumen que la publicidad que divide los dos tiempos, tal vez por los gritos de los aficionados), arrojó unas mediciones casi exactas: una de 64,3 y otra de 62,8 para el programa, y dos consecutivas de 64,9 y 64,2 para la publicidad. Qué tino.
La vara de medir
Esta medición fue realizada en un cuarto de estar de cuatro por cinco metros, cuyas ventanas dan a un tranquilo parque, lo que ha ahorrado los decibelios provocados por el sonido del tráfico. La casa está situada en un barrio madrileño colindante con la circunvalación de la M-40.El instrumento utilizado fue un audímetro profesional de una empresa de sonido especializada en conciertos de pop y rock y mítines políticos, colocado a una distancia aproximada de. metro y medio de un receptor de televisión de 24 pulgadas de pantalla, de sonido monoaural.
Los valores reflejan, por un lado, la media ponderada determinada por el propio audímetro del volumen en un tiempo de 1 minuto en decibelios de tipo A -los que entran en la franja apreciable por el sonido humano-, y por otro el pico máximo en un periodo de tiempo similar e4nmediatamente posterior a la primera medición.
En ningún momento hubo intención de realizar un estudio científico e impecable. Para ello se tendrían que haber calibrado muchos más programas en todas las bandas horarias. Estas mediciones se realizaron en los mismos momentos en que la redactora pudo sentarse tranquilamente frente a la televisión, como cualquier otro telespectador. Se trataba, sencillamente, de comprobar si nuestro oído miente cuando nos dice que la publicidad suena a mayor volumen que la película o el programa que ha interrumpido. A la vista de los resultados, el oído ni miente, ni exagera.
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