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Taramundi: navaja

Matemático y líder religioso, Pitágoras nos confía: "Defiende, pues, por una parte, que así son las cosas; por otra, acostúmbrate a dominar lo siguiente: tu estómago ante todo, luego el sueño, el instinto sexual y la cólera...".De parte de don Emilio Rodil García, navajero histórico desde medio siglo atrás entre los 17 navajeros de esta hora del siglo en Taramundi y municipio, hijo y nieto de navajeros, esposo de la señora Manuela: así se crea la navaja, redicha acá y allá, superior a las navajas de Albacete, de Toledo, y a otras navajas, y cuchillos de igual modo. Primero: se formatea el mango de la navaja con madera de dos arbustos, uz y boj; hay que decir que el boj ya perece en los montes de Taramundi y los artistas navajeros acuden a las reservas de Navarra y Aragón. Sigue luego la elaboración de la argolla del mango; el señor Rodil, con tal fin, compra chapas de hierro dulce en una ferretería de Taramundi y corta las mencionadas en tiras de una anchura correspondiente a la de la argolla. Tercer elemento o materia prima: la hoja de la navaja, de acero puro, que igualmente se hace tiras que se forjaría para facilitar el primer formato de la hoja y para perfilar el corte del dicho instrumento; así, en caliente, ha llegado el tiempo no poco sublime de grabar en la hoja la razón social de la navaja: "De artesano", de fulano de tal o, sin más "de Taramundi"; él navajero Rodil, por su parte, tatúa la hoja con un .,sentimental "recuerdo de Tatamundi". Ingenio posterior: recocido de la hoja

para poder trabajarla como si de papel de fumar se tratara. Se corta a renglón seguido en la sisalla, bruta y rebuscada tijera de efectos rotundos; ahora hay que martillar la hoja en el yunque para propinarle calidad al acero; se en casquilla, ya, la hoja en el mango y, una vez mangada, se taladra un agujero en la argolla ya incrusta da a su vez en el mango; y se introduce por ese agujero el eje que va a aguantar la apertura y el cierre de la hoja. ¡Hemos triunfado!: el artista Rodil presenta en la palma de su mano derecha la navaja de todos los días de Taramundi, de uso doméstico, que él y su se ñora Manuela manejan para pe lar patatas, para endilgarle un tiento al jamón, al tocino, al pan... Hay navajas de más ver, dibujadas: se le da una forma al mango como premisa inicial para dibujarlo después con instrumentos propios de la labor navajil: cuchillas, sierras tirando a diminutas, limas de media caña (redonda por una cara y plana por la otra), limas planas por las dos caras y triángulos, que son limas de tres caras; así trabajado el mango se rellenan los tallados con goma laca. Y punto final: se lija y barniza el mango de la navaja artesana de Taramundi. El hombre Rodil, en su fábrica / guariche de navajero, en el sótano de su bonita casa de dos plantas ataviadas de rosas, hortensias, geranios, y engolosinada con dos nogales, hasta una bella palmera y el silencio del valle del río Turia, detalla los enseres y utensilios que han sido alma y respiro de su vida de navajero: un taburete para sentarse que él amañó hace más de 40 años y que, hoy, es una escultura; el torno, la piedra afiladora de un metro de diámetro, 10 centímetros de espesor y accionada por un motor eléctrico de caballo y medio dé potencia; el fuelle de toda la vida para calentar el hierro, y cachivaches, chismes, herramientas centenarias, vigas descubiertas, en un espacio negruzco de 4x4 metros donde el navajero alumbra sus ojos y gafas con una bombilla de 60 vatios.

Todo sucede en Taramundi: 200 habitantes, hotel La Restoral de cuatro estrellas, algunas, casas particulares practicantes. del turismo rural, telar artesano, tiendas oficiantes de multinacionales en miniatura como la ferretería Legazpi... Pero antes hay que llegar a Taramundi: un santo varón de Vegadeo nos miró con sorna y bondad y advirtió: "Hay muchas curvas..., pero se llega". De veras, no nos hemos matado. Y de alegría nos regalamos dos cachabas, también artesanía del lugar; son de juguete, para presumir más bien.

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